Efectivamente, la chopera, que así se llamaba, se fue destrozando de tanto cortar ramas enteras de los chopos para hacer arcos de triunfo, cuando venía el gobernador y comparsa. Se hacían tres, uno en las escuelas, otro en las cuatro calles y el tercero al terminar la calle. Así que en unos pocos años la chopera prácticamente desapareció, quedando ese chopo durante muchos años solitario, gracias a un desagüe que le regaba.