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Además de la magnífica hazaña de nuestro paisano en tierras americanas, hay otras importantes efemérides relacionadas con Villabrágima que no conviene olvidar.
Me refiero a que próximamente se cumple el segundo centenario de un hecho histórico y una anécdota curiosa acaecidos en nuestro pueblo.
El 17 de diciembre de 1808 llegaron las tropas británicas a Villabrágima en su periplo por nuestra península en pos de las tropas invasoras francesas. Aquí estuvieron acampadas unos días, vigilantes de las cercanas tropas napoleónicas que aún se encontraban en la próxima Medina de Rioseco.
Las tropas británicas permanecieron unos días y luego partieron en busca del enemigo hacia Mayorga.
El pueblo acogió gustoso a las tropas aliadas, sobre todo tras la debacle reciente de la batalla del moclín, donde hubo todo tipo de abusos y atropellos por parte francesa.
El capitán Alexander Gordon, en su libro de memorias (recientemente reeditado), recoge estas peripecias de las tropas británicas. Entre otras cosas relata en su libro cómo conoció a una bella dama del pueblo, Maria Antonia de Barbadillo, y sus frustrados amoríos con ella. Mucho mejor de lo que yo podría hacerlo, se han hecho eco de esta historia dos ilustres hijos del pueblo, D. Manuel García Pérez (Villabrágima, historia y arte) y D. Gustavo Martín Garzo (Los viajes de la cigüeña). Os recomiendo su lectura.
Me refiero a que próximamente se cumple el segundo centenario de un hecho histórico y una anécdota curiosa acaecidos en nuestro pueblo.
El 17 de diciembre de 1808 llegaron las tropas británicas a Villabrágima en su periplo por nuestra península en pos de las tropas invasoras francesas. Aquí estuvieron acampadas unos días, vigilantes de las cercanas tropas napoleónicas que aún se encontraban en la próxima Medina de Rioseco.
Las tropas británicas permanecieron unos días y luego partieron en busca del enemigo hacia Mayorga.
El pueblo acogió gustoso a las tropas aliadas, sobre todo tras la debacle reciente de la batalla del moclín, donde hubo todo tipo de abusos y atropellos por parte francesa.
El capitán Alexander Gordon, en su libro de memorias (recientemente reeditado), recoge estas peripecias de las tropas británicas. Entre otras cosas relata en su libro cómo conoció a una bella dama del pueblo, Maria Antonia de Barbadillo, y sus frustrados amoríos con ella. Mucho mejor de lo que yo podría hacerlo, se han hecho eco de esta historia dos ilustres hijos del pueblo, D. Manuel García Pérez (Villabrágima, historia y arte) y D. Gustavo Martín Garzo (Los viajes de la cigüeña). Os recomiendo su lectura.