Hola paisanos; Como veo que siguen mandando historias de San Pelayo, se me viene una a la cabeza. El día de vísperas estábamos preparando la tradicional limonada, el “encargado” de echar el azúcar (no me acuerdo quien era, pues la memoria ya flaquea) lo estaba echando formando una espléndida catarata blanca, de pronto un espontaneo del grupo que estábamos elaborando la dulce e imprescindible bebida (de este sí que me acuerdo quien era, pero voy a obviarlo) no se le ocurre otra cosa que poner la boca para recoger un poco de la dulce cascada, lo que ocurrió fue que se le lleno la cavidad bucal y creo que le llegó al estómago, obstruyéndole las vías respiratorias ¡que putas las pasó!, veis a un gato cuando se atraganta con una espina y se la quiere quitar, así hacia el amigo, los demás le dábamos golpes en la espalda para que evacuara el ½ k. apox. de azúcar que tenía dentro, se puso de todos colores hasta llegar a un azul ultramar, gracias a Dios que todo quedó en un susto, ¡cosas de la juventud!, cuando se está en la edad del pavo. Espero que os haya resultado ameno, ahora después del paso del tiempo, aunque como he dicho antes, las pasó canutas. Saludos.
me acaban de contar esa aventura, y como bien dices "pa´ avernos mataó". El que echo el azúcar muy conocido mío, me comenta que moraó no... lo siguiente, así que ya ves lo que hace el azúcar, engordar no, pero casi matar siii, jajaja, anécdotas sanas de nuestro pueblo. Continuaremos con las anécdotas, si queréis. Un saludo