Desconocemos los orígenes de Villafrades, aunque sabemos por el primer documento del año 921 que antiguamente se le conocía como “Eclessias Albas”. Con las primeras repoblaciones que se llevan a cabo en la zona en el siglo X, es repoblado por los monjes benedictinos de Sahagún y adquiere el nuevo nombre de Villafrades o villa de los hermanos.
Hay un hecho triste que tiñe de luto su
historia, cuando en mayo de 1517 fue quemado y arrasado por el cardenal Ximenez de Cisneros, según algunos historiadores oriundo de este
pueblo y donde quiso fundar su famosa Universidad, pero como Villafrades se hubiera afiliado al partido aristocrático, capitaneado por D. Juan Téllez de Girón, conde de Urueña, en contra del monárquico de D. Gutierre Quijada, señor de Villagarcía, lo mandó arrasar hasta sus cimientos. Algunos biógrafos de Cisneros y cronistas de la época como Retama, Alvar Gómez o Santacruz así lo narran: “prendieronlo fuego por los cuatro costados. Jugó la artillería y la piqueta contra las
murallas que arruinó hasta sus cimientos y no quedó
piedra sobre piedra del lugar. Y se hizo esta ejecución en día de
fiesta que jamás se había practicado”.
Los escasos habitantes que quedaron se trasladaron al otro lado del
río Sequillo al amparo de un pequeño
monasterio, fundando el pueblo actual. Este suceso hizo que durante siglos a los naturales de Villafrades se les conociese con el sobrenombre de “ahumatines” o ahumadines y que algunos señalan como el primer foco de rebelión comunera.
Naturales de esta población son D. Teodoro Gordaliza, obispo del Tongkín Septentrional que naciera en 1874 y traductor al anamita del Código de Derecho Canónico y quien mandó construir la famosa
iglesia de Phu-Lang-Thuong que fuera destruida durante la guerra franco-vietnamita y el Húsar Tiburcio, famoso soldado de la Guerra de la Independencia que fue fusilado en Astorga por el
ejercito de Napoleón en 1810 y que nació en Villafrades en 1785.
Los primeros años del siglo XX marcarán un ligero auge en la vida económica y social de Villafrades con la llegada del ferrocarril en 1911, siendo alcalde D. Narciso Alonso Fernández, que tuvo el honor de saludar al propio rey Alfonso XIII y la fundación del Sindicato Católico en 1916,
fruto de un grupo de emprendedores terracampinos, para hacer frente a la usura y la crisis triguera que traería consigo la primera luz eléctrica con la instalación de un moderno delco-luz en 1923.
RAFAEL GÓMEZ PASTOR.