Villafranca de Duero se retira,
bajo un
manto de estrellas, en su rol.
En la mesa, la jarra aguarda,
custodia de un néctar divino,
en su vientre de barro, resguarda,
el alma roja del vino.
Un brindis al
cielo, al
amigo,
al amor que en la vida encontramos,
en la jarra, el vino es testigo,
de los sueños que juntos soñamos.