Después de haber dedicado más de 10 años a investigar la “Historia de Villafrechós”, y de haber escrito y publicado 8 obras sobre la villa, me he encontrado con un artículo, para mí un bodrio, sobre Villafrechós en un libro publicado por “El Norte de Castilla”, en el que el escribidor:
–no conoce la diferencia entre “prehistórico” e “histórico”; ni entre “legendario” e “histórico”;
–no sabe cuándo se construyó la “fortaleza”, el “baluarte”;
–desconoce cuándo se erigieron las iglesias; e incluso llega a decir que “sólo se conserva San Cristóbal”, ignorando la “ermita de Nuestra Señora de Cabo”; y aparece la iglesia de San Pelayo en cuatro sitios y con tres fechas distintas;
–ignora el significado de “repoblación”, “señorío”, “propiedad privada”, “patronato”, “milagro”, “voto de villa”, “vida conventual” y otros etc. que se pudieran añadir;
–confunde el nombre de una persona, el cardenal Sant Angelo, con el título que ostenta, Gregorio, cardenal diácono de Sant’Angelo (iglesia de Roma);
–dice, en un párrafo, que el Convento se construyó en un “palacio” de reyes (¿de la baraja?) del año 1111, y, en un pie de foto, que se construyó en una “parte del castillo”;
–no distingue entre el escudo de la “Casa de Osuna” y el escudo del marqués de Torre Blanca;
–exige a la Junta de Castilla y León que cuide del contenido (que el escribidor desconoce) y del continente del Convento. ¿Es su actual propietario?, me pregunto;
–echa la culpa de la pérdida económica e incluso del avance de la despoblación del pueblo, del que desconoce el número de habitantes que tiene, al traslado de 5 monjas muy ancianas a una residencia
Y los vecinos, tan contentos, porque la vaca enmaromada es uno de sus símbolos de identidad, o que “el nacimiento de abuelo de Jeff Bezos” es una fecha-clave en la Historia de Villafrechós.
Para expresar la vergüenza que me produce esa vulgaridad escrita sobre “Villafrechós”, me apropio de las palabras de Don Miguel de Unamuno, sustituyendo “España” por “Villafrechós”: «Me duele España (Villafrechós); soy español (fructuoso), español (fructuoso) de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español (fructuoso) sobre todo y ante todo».
Es mejor apearse antes de que la estulticia fagocite la historia de mi pueblo y lo tenga que vivir de cuerpo presente, y, a partir de ahora, dedicarme a algo menos inútil.
Me decía una amiga: «No vale la pena, son mayoría y sin ganas de conocer la Historia... Cuesta mucho, pero vale muy poco».
–no conoce la diferencia entre “prehistórico” e “histórico”; ni entre “legendario” e “histórico”;
–no sabe cuándo se construyó la “fortaleza”, el “baluarte”;
–desconoce cuándo se erigieron las iglesias; e incluso llega a decir que “sólo se conserva San Cristóbal”, ignorando la “ermita de Nuestra Señora de Cabo”; y aparece la iglesia de San Pelayo en cuatro sitios y con tres fechas distintas;
–ignora el significado de “repoblación”, “señorío”, “propiedad privada”, “patronato”, “milagro”, “voto de villa”, “vida conventual” y otros etc. que se pudieran añadir;
–confunde el nombre de una persona, el cardenal Sant Angelo, con el título que ostenta, Gregorio, cardenal diácono de Sant’Angelo (iglesia de Roma);
–dice, en un párrafo, que el Convento se construyó en un “palacio” de reyes (¿de la baraja?) del año 1111, y, en un pie de foto, que se construyó en una “parte del castillo”;
–no distingue entre el escudo de la “Casa de Osuna” y el escudo del marqués de Torre Blanca;
–exige a la Junta de Castilla y León que cuide del contenido (que el escribidor desconoce) y del continente del Convento. ¿Es su actual propietario?, me pregunto;
–echa la culpa de la pérdida económica e incluso del avance de la despoblación del pueblo, del que desconoce el número de habitantes que tiene, al traslado de 5 monjas muy ancianas a una residencia
Y los vecinos, tan contentos, porque la vaca enmaromada es uno de sus símbolos de identidad, o que “el nacimiento de abuelo de Jeff Bezos” es una fecha-clave en la Historia de Villafrechós.
Para expresar la vergüenza que me produce esa vulgaridad escrita sobre “Villafrechós”, me apropio de las palabras de Don Miguel de Unamuno, sustituyendo “España” por “Villafrechós”: «Me duele España (Villafrechós); soy español (fructuoso), español (fructuoso) de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español (fructuoso) sobre todo y ante todo».
Es mejor apearse antes de que la estulticia fagocite la historia de mi pueblo y lo tenga que vivir de cuerpo presente, y, a partir de ahora, dedicarme a algo menos inútil.
Me decía una amiga: «No vale la pena, son mayoría y sin ganas de conocer la Historia... Cuesta mucho, pero vale muy poco».