Situación:
Municipio situado a 53 km de Valladolid, es una ventana-mirador de Tierra de Campos. Si el visitante se asoma a ella desde lo alto de los Montes Torozos, contemplará impresionado el paisaje infinito de campos pardos, característicos de la llanura de Castilla.
Antes de llegar a Villagarcía, hay que pasar por pueblos de nombres rotundos, llenos de antigua grandeza: Villabrágima, campamento un día de los Comuneros, y Tordehumos, con el otero en cuya cima se enseñoreó un día el castillo.
En Villagarcía, el campo, traspasado por el Sequillo, se ensancha bienhechor, como si respirara más tranquilo, que dirían los paisanos. En estas tierras bajas se recogen los cultivos secanos de toda la vida: maíz y remolacha, en tanto que la tierra, alejada del agua, se eleva para formar un monte bravío de encinas y robles. Antaño, en las huertas de la Colegiata, y en todo el derredor del pueblo, crecían las viñas, las famosas viñas de Villagarcía, pero el viejo viñedo no fue replantado después de que le abrasara la filoxera.
Antes de llegar a Villagarcía, hay que pasar por pueblos de nombres rotundos, llenos de antigua grandeza: Villabrágima, campamento un día de los Comuneros, y Tordehumos, con el otero en cuya cima se enseñoreó un día el castillo.
En Villagarcía, el campo, traspasado por el Sequillo, se ensancha bienhechor, como si respirara más tranquilo, que dirían los paisanos. En estas tierras bajas se recogen los cultivos secanos de toda la vida: maíz y remolacha, en tanto que la tierra, alejada del agua, se eleva para formar un monte bravío de encinas y robles. Antaño, en las huertas de la Colegiata, y en todo el derredor del pueblo, crecían las viñas, las famosas viñas de Villagarcía, pero el viejo viñedo no fue replantado después de que le abrasara la filoxera.