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VILLAGARCIA DE CAMPOS

Habitantes: 446  Altitud: 717 m.  Gentilicio: Villagarcienses 
Hoy amanece en VILLAGARCIA DE CAMPOS a las 09:17 y anochece a las 18:55
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Situación:

Municipio situado a 53 km de Valladolid, es una ventana-mirador de Tierra de Campos. Si el visitante se asoma a ella desde lo alto de los Montes Torozos, contemplará impresionado el paisaje infinito de campos pardos, característicos de la llanura de Castilla.
Antes de llegar a Villagarcía, hay que pasar por pueblos de nombres rotundos, llenos de antigua grandeza: Villabrágima, campamento un día de los Comuneros, y Tordehumos, con el otero en cuya cima se enseñoreó un día el castillo.
En Villagarcía, el campo, traspasado por el Sequillo, se ensancha bienhechor, como si respirara más tranquilo, que dirían los paisanos. En estas tierras bajas se recogen los cultivos secanos de toda la vida: maíz y remolacha, en tanto que la tierra, alejada del agua, se eleva para formar un monte bravío de encinas y robles. Antaño, en las huertas de la Colegiata, y en todo el derredor del pueblo, crecían las viñas, las famosas viñas de Villagarcía, pero el viejo viñedo no fue replantado después de que le abrasara la filoxera.

Monumentos:

Colegiata de San Luis
regentada por los jesuitas y mandada construir en el siglo XVI por doña Magdalena de Ulloa. de estilo renacentista herreriano, en ella destacan el museo, el retablo del altar mayor, el relicario (conjunto capital de la escultura española) la capilla del noviciado y la cripta ente otros.
Castillo-Palacio de los Quijada. Los primeros datos históricos sobre este Castillo-Palacio se remonta a 1336. En el, fue educado Jeromín en su tiempo fue una obra de gran envergadura con altos torreones y puente levadizo
Iglesia de San Pedro. Edificio mudéjar del siglo XV, su torre es de piedra y ladrillo, en su interior conserva un interesante relieve del descendimiento, guarda la imagen del Ecce Hommo muy venerada por los vecino del pueblo
Ermita del Ecce Hommo, situada a la entrada del pueblo, guardó la imagen del Ecce Homo, hoy trasladada para su seguridad a la iglesia parroquial de San Pedro

Fiestas:

Las principales fiestas de Villagarcía son en honor de San Blas, el 3 de febrero. A los días siguientes a la fiesta mayor, les denominan, por perpetuarla, San Blasino y San Blasón. Típicas son en tales fiestas las carreras de cintas a caballo, que los mozos, tras atraparlas con sus picas al galope, brindan a sus novias o sus mujeres.
Y el primer fin de semana de octubre, Nuestra Señora La Virgen del Rosario.
También el fin de semana anterior a la festividad de Santiago Apóstol la "asociación Jeromín" celebra su semana cultural.
y sobre el tercer fin de semana de septiembre la "asociación amigos de la historia de Villagarcía" conmemora el encuentro entre Jeromín y su hermano, el rey Felipe II.

Costumbres:

Ir de merienda al monte el dia de "San Isidro"
Poner sobre alfombras rodeados de flores a los niños pequeños los días en que el "Santisimo" sale de procesión por las calles, para recibir su bendición.
Cintas a caballo en las celebraciones populares.
La subida del mayo por los quintos del año.
Sacar en hombros la imagen del "Ecce Homo"también por los quintos de ese año.

Historia:

Villagarcía fue la célebre intercatía de los vacceos, ciudad inmersa en la vía romana número XXVII entre Astúrica y Caesaraugusta.
Conocida por referencias indirectas desde el siglo XI, en 1319 la titularidad de la villa recayó en María de Molina, pasando en el siglo XV a ser señorío de la familia Quijada. Con esta familia, tutora y educadora de Jeromín, en el siglo XVI, Villagarcía alcanzaría su máximo esplendor.
Jeromín, hijo natural del Emperador Carlos V, fue confiado por el rey, para su cuidado y educación, a Don Luís de Quijada y a su mujer, Doña Magdalena de Ulloa. En su castillo-palacio de Villagarcía pasaría parte de su infancia. En 1559, con 12 años de edad y muerto Carlos V, Felipe II reconocerá al joven como hermano de padre, cambiándole el nombre de Jeromín por el de Juan de Austria.
Su importancia histórica llega al apogeo con la victoria de Lepanto contra los turcos.
Don Juan de Austria muere a los 31 años, siendo considerado uno de los personajes históricos más fascinantes del siglo XVI.