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querido primo antonio, para que te rías de nuevo, y te percates de lo que es la memoria de lo familiar, cuando queremos nuestras cosas de verdad, y que nos nos vengan con paparruchas, te cuento que barría hoy los escalones de acceso a la cueva del tío felipe, aquí, por titulcia/getafe y arroyo fontarrón de moratalaz, y todo éso, y ese olor a humedad y hermetismo me hizo retrotraer a aquella mañana, del verano de 1955, en que tu padre, mi tío cecilio, y juntamente con el ferdis, mi hermano, me permitió acceder a la cueva, su ámbito, de aquella vuestra espléndida casa, y no otra que la de abuelo lázaro, y su corral con puerta a la otra calle. tenía uno entonces siete años, y hoy 66, no está mal, eh?; pero, odo, te aseguro que esa vivencia, me ha permitido recuperar el 'poder' del anillo que perdemos en cuantico abandonamos la casa matricial. 'sus' quiero, bien lo sabes, y todas esas cosas que a los de villalar no acaban de hacernos gracia. y sin olvidar que, contigo, y no hará más de cinco o seis años, anduvimos mi hijo jacin, el bioquímico, y yo, en la cueva/peña cerca de casa del abuelo félix, a lo que he de añadir que mi tía antolina, misionera en santa cruz/bolivia tantos años, me contaba que un buen día se presentó de jovencita en villalar con su ama, que no sé si me dijo que era castora, la de toda la vida, y que conoció a mi bisabuelo félix vidal y, por lo que vio, gozaba de buena posición con sus algunas tierras y ganado, algo en lo que mi madre no acaba de asentir. así que, majo, ni un pero, y como haya de ser, y hasta siempre amén