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WAMBA

Habitantes: 390  Altitud: 788 m.  Gentilicio: Wambeños 
Hoy amanece en WAMBA a las 09:16 y anochece a las 18:54
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Situación:

"A dos leguas de Valladolid", como decían los textos antiguos, encontramos un pueblo que se llama Wamba, a donde se llega después de atravesar una pequeña carretera, en donde abundan las curvas y recodos, entre los cerros adornados por carrascas. Pertenece al predio de los Austrias y a la ruta que se ha dado en llamar del vino clarete.
Situado en el valle del río Hornija, valle bastante hondo y recogido a la vera de Torozos, Couro para los visigodos. A 17 km de Valladolid, a 7 de Peñaflor de Hornija, a 23 de Tordesillas y a 35 de Medina de Rioseco.
Es el único pueblo de España que empieza por "w".
Se encuentra en terreno es fértil, especialmente en el valle regado por las aguas que bajan de Villanubla. Antiguamente, bordeando el curso de esta corriente, existían hasta cuatro molinos harineros, y se sabe que, a mediados del siglo XVI, el pan de sus tahonas estaba entre los mejor considerados de España.

Monumentos:

La iglesia parroquial de Santa María de la O, hoy restaurada, merece una especialísima atención: románico ojival, es uno de los ejemplares más antiguos de la provincia de Valladolid. Construida en 1195 por los templarios, cuenta con dos capillas: la de doña Urraca, donde se dice que la infanta se retiró a hacer oración, y el osario. Esta pequeña habitación ofrece la mayor colección de calaveras humanas, tibias, peronés y otros huesos de menor tamaño que uno pueda imaginarse. colocadas unas encima de las otras, en un orden casi simétrico, resultan un espectáculo verdaderamente macabro. En la pared central, alguien abrió un hueco entre los huesos y escribió: "Como te ves, yo me vi..."
En el claustro, hay tres sepulcros. Se dice que pertenecieron a los tres hermanos de doña Urraca, muertos en el sitio de Zamora. Otros, sin embargo, piensan que uno de sus inquilinos pudo ser Recesvinto.
Con cabecera de estilo visigodo siglo X, nave románica del siglo XII, baptisterio de estilo cistercinse s. XIII y posee una columna en forma de palmera del siglo VII.
Bajo la planta del antiguo monasterio de Santa María, hay un antiguo pozo. Dice la tradición que sus aguas eran tan milagreras como las de la Foncalada, un manantial de aguas salinas y purgantes que hay a las afueras del pueblo, recomendadas para los dolores de estómago y de intestinos.
También se puede visitar la ermita de Nuestra Señora de la encina y la ermita del Cristo del Humilladero.

Fiestas:

Las fiestas patronales son el 15 y 16 de Agosto, Virgen de la Asnción y San Roque, también son fiestas el 15 de Mayo, San Isidro, 2 de Febrero, la Candelaria y el 8 de Septiembre, Virgen de la Encina.

Costumbres:

Colgada bajo las paredes del claustro del monasterio, hay una caja de muerto. Lleva allí un montón de años. Es el ataúd de los pobres. La parroquia se lo presta a los feligreses sin posibilidades y, una vez usada, vuelve a su sitio.
Otra antigua costumbre de este hermoso pueblo, habla de la Novena de Ánimas, que se celebraba en el mismo osario, a la luz vacilante de las velas. Testigos hay que recuerdan cómo el viento de noviembre hacía oscilar la luz de las candelas y las sombras dibujaban en las calaveras muecas y gestos espantables.

Historia:

En época visigoda, estas tierras se llamaban de otra manera: Gérticos las decían, reserva de caza y lugar de recreo para los reyes Godos.
Cuenta la Historia que, hallándose Recesvinto enfermo y desasosegado, por culpa de su mala salud, pensó llegarse a Gérticos, por ver si con el cambio de aires le mejoraba la color. No pudo ser y, el 1 de septiembre del año 672, falleció, siendo enterrado -según las crónicas-, en el monasterio de Santa María. Como quiera que por allí se hallaba el buen godo Wamba, anciano y de reconocida fama, sus compañeros pensaron que haría un buen rey, que sustituyera al fallecido. Pero el viejo guerrero, viendo lo que se le venía encima, se negó a aceptar el cargo, hasta que uno de los nobles, a punta de espada, le convenció de que, dadas las circunstancias, era lo mejor que podía hacer. Desde entonces, Wamba se llama Wamba.
En 1549, tras la terrible peste que asoló el pueblo causando la muerte al 10 % de la población, el párroco, temiendo quizás por su propia vida, dejó escrito en uno de los libros de la iglesia: "Año de peste, quien se salve, que lo cuente".