
Para un pueblo de Tierra de Campos, que no todo el mundo tiene la suerte de conocer, desconociendo (valga la redundancia) un lugar apartado del mundo, de la multitud simple y muchas veces vulgar que pulula tontamente por las grandes ciudades y solo apreciado en su totalidad por los que realmente "saben apreciar" lo distinto, puro, duro por sobrevivir aún y solo estimado profundamente por aquellos " tocados" de por vida por la "extrema belleza" de los anocheceres de Abezames.