Ni que lo digas. Esto de la soltería (…sirva de algo el dato), tiene momentos peculiares. Te encuentras, después de dar carpetazo a una semana en la que cualquier escusa para no hacer nada por lo que no te paguen es buena, con el dilema de prender fuego a tu
casa, donarla o hacerla (léase adecentarla). Después de sesudas cabalas (todas son así, por la materia donde dicen que se desarrollan, no por profundas) opté por lo último, y heme aquí de nuevo atao al pesebre otra semana…, a sabiendas que los
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