El negro connidelantero campaba a sus anchas por el pago del Chinarral, sembrando el miedo entre los asistentes y demostrando su bravura. De allí puso rumbo a tierras de la Miolla, y desde allí se asomó al valle del Valdeavedillo. En la loma que da vistas al valle antes de escrito el viento parecía acariciar el negro pelaje del animal, recreándose en jugar con las puntas de sus cuernos. Mientras tanto el de pelaje cafetero, derrotaba contra vehículos y corría buscando las cabalgaduras en la zona ... (ver texto completo)