LAS LAVANDERAS
Antaño, en las casas no había agua corriente. Eso sí, casi todas las familias disponían de pozos artesanos que producían agua aunque muy dura. Por lo tanto, como no existían las lavadoras, nuestras madres y abuelas no tenían más remedio que ir a lavar la ropa al caño o a Río Chico porque sus aguas eran más suaves y blandas. Aparejaban la burra, le colocaban las alforjas, llenaban las talegas de ropa sucia, cogían el lavadero, metían la fiambrera en las alforjas y al río todo el ... (ver texto completo)
Antaño, en las casas no había agua corriente. Eso sí, casi todas las familias disponían de pozos artesanos que producían agua aunque muy dura. Por lo tanto, como no existían las lavadoras, nuestras madres y abuelas no tenían más remedio que ir a lavar la ropa al caño o a Río Chico porque sus aguas eran más suaves y blandas. Aparejaban la burra, le colocaban las alforjas, llenaban las talegas de ropa sucia, cogían el lavadero, metían la fiambrera en las alforjas y al río todo el ... (ver texto completo)