Yo vengo de una raza de pastores que perdió su libertad
cuando perdió sus ganados y sus pastos.
Durante mucho tiempo mis antepasados cuidaron sus rebaños
en la región donde se espesan el silencio y la retama.
Y no tuvieron otro Dios que su existencia
ni otra memoria que el olvido.
Caliente aún está la piedra donde bebían la sangre de
sus vides al caer la tarde. Pero qué lejos todo el recuerdo.
Qué lejos de mí la región de las fuentes del tiempo,
el lugar donde el hombre nace y se acaba en sí mismo como una flor de agua.
Ellos no conocían la intensidad del fuego ni el desamor
de los árboles sin savia.
Los graneros de su pobreza eran inmensos.
La lentitud estaba en la raíz del corazón.
Y en su sosiego acumularon monedas verdes
de esperanza para nosotros.
Pero el momento llegó de volver de la nada cuando
los bueyes más mansos emprendieron la huida y
una cosecha de soledad y hierba reventó sus redes.
Ahora apacientan ganados de viento en la región del olvido y
algo muy hondo nos separa de ellos.
Algo tan hondo y desolado como una zanja abierta
en la mitad del corazón.
cuando perdió sus ganados y sus pastos.
Durante mucho tiempo mis antepasados cuidaron sus rebaños
en la región donde se espesan el silencio y la retama.
Y no tuvieron otro Dios que su existencia
ni otra memoria que el olvido.
Caliente aún está la piedra donde bebían la sangre de
sus vides al caer la tarde. Pero qué lejos todo el recuerdo.
Qué lejos de mí la región de las fuentes del tiempo,
el lugar donde el hombre nace y se acaba en sí mismo como una flor de agua.
Ellos no conocían la intensidad del fuego ni el desamor
de los árboles sin savia.
Los graneros de su pobreza eran inmensos.
La lentitud estaba en la raíz del corazón.
Y en su sosiego acumularon monedas verdes
de esperanza para nosotros.
Pero el momento llegó de volver de la nada cuando
los bueyes más mansos emprendieron la huida y
una cosecha de soledad y hierba reventó sus redes.
Ahora apacientan ganados de viento en la región del olvido y
algo muy hondo nos separa de ellos.
Algo tan hondo y desolado como una zanja abierta
en la mitad del corazón.
Argos, no se quien eres, supongo que alguien cercano. Tu poema ha hecho rodar las lagrimas por mis mejillas. Un saludo.