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CASTRELOS: Ella vivía en la colina, junto al maizal. Un manantial...

Ella vivía en la colina, junto al maizal. Un manantial bajaba, risueño, hasta la sombra solemne de los árboles viejos, y las mujeres llegaban con sus cántaros, y los caminantes venian a descansar y a hablar a su vera.
Una noche, bajó el extranjero del cerro cubierto de nubes. Traía el cabello enredado como serpientes dormidas." ¿Quién eres?", le preguntamos extrañados. No contestó, y se sentó ante el manantial, fijos los ojos en la choza de ella. Y volvimos ya de noche, con nuestro corazón estremecido.
A la mañana, cuando llegaron las mujeres en busca de agua, encontraron abierta de par en par la puerta de ella, pero su voz no estaba; ¿dónde estaba su rostro sonriente? Su cántaro sin agua yacía en el suelo, y la lámpara se había extinguido. Nadie supo donde la habría encontrado la mañana. Y el extrangero ya no estaba.

Tagore.