Un mendigo vino a verme y me dijo:"Madre Teresa, todo el mundo le da cosas, yo también quiero darle algo, Pero hoy solo he recogido unos centimos y todo el día he estado pensando en dárselos a usted". Pensé: Si lo tomo puede que se vaya a la cama sin cenar; si no lo tomo, le ofenderé. Así que lo tomé. Jamás he visto tanta alegría en el rostro de alguien que ha dado su comida o su dinero o cualquier otra cosa. Estaba feliz porque él también podía dar algo a alguien. Esa ea la alegría de amar... y rezaré para que también vosotros la experimentéis y la compartáis primero en vuestra familia y con todos con quienes os encontreis.
(Madre Teresa de Calcuta).
(Madre Teresa de Calcuta).