Me encantaría estar en la otra orilla del rio. Donde están sujetos a sus estacas de bambú aquellas hileras de barcos; a donde cruzan los hombres en la balsa por la mañana, con sus atados a cuestas, para labrar lejanas tierras; a donde los pastores llevan a sus reses mugientes a nado hasta los pastos de la ribera; por donde todos vuelven a sus casas al anochecer, tras dejar a los chacales aullando en la selvática isla abandonada. Madre, si me dejas, cuando sea grande me gustaría ser el barquero de la balsa.
Dicen que hay extrañas lagunas escondidas detrás de la alta ribera. Allí donde al acabar las lluvias acuden bandadas de patos salvajes y en sus márgenes plagados de juncos ponen sus huevos las aves acuáticas; donde las agachadizas de danzarinas colas dejan sus huellas pequeñitas en el légamo blando; donde al anochecer las altas hierbas coronadas de blancas flores invitan al rayo de luna a flotar sobre sus olas.
MADRE, si me dejas, cuando sea grande me gustaría ser el barquero de la balsa.
RABINDRANATH TAGORE.
Dicen que hay extrañas lagunas escondidas detrás de la alta ribera. Allí donde al acabar las lluvias acuden bandadas de patos salvajes y en sus márgenes plagados de juncos ponen sus huevos las aves acuáticas; donde las agachadizas de danzarinas colas dejan sus huellas pequeñitas en el légamo blando; donde al anochecer las altas hierbas coronadas de blancas flores invitan al rayo de luna a flotar sobre sus olas.
MADRE, si me dejas, cuando sea grande me gustaría ser el barquero de la balsa.
RABINDRANATH TAGORE.