Raquel, menos mal que tu siempre estas ahí para cuando yo doy mi grito de socorro. No entiendo porque la gente no se atreve a entrar, ¿que tienen que perder?, con lo bonito que es comunicarse... esperemos que algún día así lo hagan, mientras tanto, Raquel, aquí estamos tu y yo, aguantando viento y marea. Un beso, ya mandaré más fotos.