PÀGINA.-8ª.
5. HIPÓTESIS DE EJECUCIÓN E INSTALACIÓN DEL TECHO Arriba La hipótesis de fabricación y montaje introducida en este apartado se rige por dos premisas: por un lado, la laboriosa geometría de la obra y, por otro, la necesidad de simplificar los procesos y reducir costes.. Lo más probable es que el proyectista y el contratista fueran la misma persona (posiblemente el maestro nombrado antes, Alonso de Porquera) y por ello la planificación de los procesos de instalación tuvo que influir en el diseño de la estructura desde el principio. Como ya se ha dicho, los carpinteros de la época trabajaban en un taller o in situ a nivel del suelo, en lugar de en la estructura, aunque esto no siempre era posible. Trabajar en el taller ofrecía las condiciones óptimas para que el carpintero hiciera la estructura con la máxima precisión y al mínimo coste. Sin embargo, los costos de transporte también fueron una carga importante. Por este motivo, era habitual trabajar en el campo, montando un taller itinerario, habitualmente resguardado por parte del edificio ya construido. El maestro carpintero Alonso de Porquera vivía entonces en CASTROVERDE, por lo que si fuera el autor del techo, ambas posibilidades, es decir, preparar las piezas en su propio taller y luego montarlas en obra, serían válidas. El techo se construye sobre el borde interior del rectángulo formado por las paredes. Su base es un polígono de madera con forma de octágono irregular, dado que las esquinas tienen tirantes diagonales a 45º que refuerzan el conjunto. Esas vigas son necesarias para formar el tirante perimetral, preparado para soportar los empujes de los pórticos (Figura 11). El techo es una estructura autoportante integrada por una gran cantidad de piezas, que contribuyen a la estabilidad del conjunto. Las uniones entre estas piezas tienen diferentes rangos y son difíciles de ejecutar. El estudio de estas uniones nos permite deducir la forma en que se realizó el montaje. La posición de trabajo y el orden de instalación de cada madera sigue una cierta lógica. Por ejemplo, una junta clavada necesita un soporte firme contra el cual golpear, mientras que una junta de mortaja y espiga requiere espacio para un desplazamiento sobre su eje. Por otro lado, la posibilidad de montar todo el sistema en su posición final no es factible, ya que implicaría un excesivo sistema de andamios, la pérdida de precisión y mayores riesgos laborales. Razones económicas y técnicas nos llevan a plantearnos la prefabricación de un módulo de la estructura, ensamblado íntegramente a nivel del suelo, lo suficientemente rígido como ligero para ser elevado en una sola pieza a su posición final. Según estas condiciones y la teoría previamente redactada sobre la duplicación de los pórticos, existe una unidad básica de la estructura compuesta por dos pórticos principales, formados por vigas, viguetas y puntales, con las juntas de mortaja y espiga ya descritas, reforzadas por sub- arcos del mismo ancho y clavados en su cara inferior. Entre los arcos de dos pórticos paralelos hay varias barras cortas que sostienen las arcas cóncavas en forma de rombos. Estos dobles montajes son un trabajo en serie, prefabricados en taller. La unidad resultante cumple las condiciones de rigidez y ligereza requeridas. Una vez colocados en su posición definitiva y fijados entre sí, los ocho módulos transversales del techo hacen que toda la estructura ya sea estable. Luego se pueden agregar los dos semi pórticos de los paneles frontales, girados 90º desde el primero. Posteriormente hay que cerrar las cuatro esquinas a 45º. Finalmente, en forma de trapecio a 22,5º, se colocan también arcas cóncavas en el perímetro y se apoyan en una estructura secundaria. Sobre éstos, en las uniones entre las arcas intermedias, los cuatro cuadriláteros alabeados que llenan los huecos entre rombos se cubren con pares de arcas cóncavas de base triangular. Mediante este método, la estructura es completamente estable y está preparada para recibir las arcas convexas. Las arcas convexas son los rombos que completan la geometría hexagonal del intradós y se fijan al techo una vez colocado el módulo en su posición final, ya que cierran los huecos entre módulos. Son cajas colgantes piramidales, para las que se utiliza una barra de madera. La barra pasa a través del espacio entre pórticos duplicados y se bloquea al marco principal a través de un perno. Estas arcas convexas deben resolver complejas intersecciones entre los bordes de los tablones cóncavos, que forman cuadriláteros alabeados. También existen ocho pirámides colgantes pentagonales en los espacios irregulares debido a la rotación de los módulos, para lo cual también se construyen in situ las correspondientes arcas convexas, una vez medidas in situ las líneas de apoyo y ángulos. Para sostener el friso perimetral que remata el artesonado, se han de realizar en las paredes perforaciones en las que se han introducido ménsulas de madera. Sobre estas piezas se coloca la viga horizontal y los pequeños pilares que organizan las tablas de friso. Se colocan cuatro pechinas en el maíz-
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