PÀGINA 1ªEL MARRANO DE SAN ANTÒN ERA UNA INSTITUCIÒN EN CASTROVERDE DE CAMPOS SE PASEABA POR TODAS LAS CALLES LLAMANDO LA ATENCIÒN CON EL TINTINEO DE SU ESQUILA Y TODO EL MUNDO LE DABA COMIDA. TODO EL PUEBLO ENTRABA EN LA RIFA Y EL MARRANO ERA PARA EL AFORTUNADO QUE TUVIERA EL NÙMERO PREMIADO. TOOODOS LE QUERÌAN Y LE MIMABAN PORQUE TODOS PENSABAN QUE LE TOCARÌA EN LA RIFA Y PORQUE SE DEJABA QUERER. EN HONOR AL SANTO Y AL MARRANO VAN ESTOS REFRANES QUE RECUERDAN OTROS TIEMPOS Y DESAPARECIERON, SEGÙN INDICA SARVELIO EN SU DOCUMENTO, EN EL AÑO 1.970.// DURANTE 236 AÑOS CONVIVIÒ ESA SANA Y BUENAS COSTUMBRE. NAZARIO MATOSSÌNTESIS::: La Cofradía de San Antonio Abad, popularmente conocida con el nombre de San Antón, fue fundada por el párroco D. Julián Pérez Mercadillo el año 1734, aunque hasta el año 1740 no concluyera la confección de sus Estatutos, que fueron aprobados por el Obispo de León, Fray José de Lupia y Roger el día 27 del mismo mes y año.
Residía esta Cofradía en la desaparecida Iglesia de San Juan. Una vez arruinada ésta, pasó a depender de la Parroquia de Santa María.
El Retablo de la Iglesia de San Juan, donde veneraban al Santo, fue comprado por la Cofradía. El contrato de su construcción dice así: « Digo yo, Gabriel Pérez, vecino de la ciudad de Rioseco y maestro de Arquitectura, que recibí de los señores Cofrades y Oficiales de la Cofradía del Glorioso S. Antonio Abad, sita en la Parroquia de San Juan de esta villa de Castroverde, es a saber, 500 reales de vellón, por cuenta de más cantidad en que tengo ajustado y puesto un Retablo para dicho Santo. Y por ser verdad lo firmo en dicha villa a 26 días del mes de enero de este año de 1743». El costo total fue de 650 reales de vellón. A esta cantidad se añadieron 83 reales que costó dorarlo el año 1766.
El actual Retablo, situado en la Iglesia Parroquial de Santa María del Río, lo hicieron en 1954 y costó 8.000 ptas. El Santo, es moderno, de escayola. Acordaron comprarlo el día 10 de diciembre de 1900. siendo adquirido en 1901 por 200 pesetas. El Santo primitivo se conserva en la sacristía, es una talla de madera del siglo XVIII.
Las Varas de la Cofradía, que van pasando de unos Cofrades a otros, las compraron el año 1797 suponiendo un gasto de 92 reales.
En un principio esta Cofradía no admitía más de 50 Cofrades, pero esta limitación desapareció y podían pertenecer a ella quienes quisieran.
Era costumbre, por parte de los Cofrades, hacer juegos de dinero el día de la Fiesta del Santo. Al darse cuenta que esta práctica no era la forma más idónea de honrar al Santo, deciden el año 1784 no jugar dicho día.
Cada año entraba un nuevo Mayordomo para servir al Santo; debía costear el refresco y las avellanas de la Fiesta, lo que suponía un gasto excesivo. A fin de que nadie se viese privado de servir al Santo, por el gasto que suponía ser Mayordomo, acordaron en Junta General celebrada el año 1803, que el Mayordomo entrante no pagara otra cosa que los gastos pertinentes a los cultos celebrados en honor del Santo.
COSTUMBRES
PETICION y SUBASTA DE DONATIVOS:
Esta es la única costumbre que en torno a San Antón se sigue celebrando.
La víspera, los Cofrades antes, y ahora personas voluntarias, recorren el pueblo pidiendo productos para subastarlos a beneficio de los cultos del Santo. Consistían estos en pies de cerdo, orejas, dulces, huevos, chorizos, trigo, cebada, tortas, licor, etc.
El día de la Fiesta, generalmente por la tarde, se subastan esos donativos en el pórtico de la Iglesia.
LOS REFRANES
El día de la Fiesta del Santo, aprovechando que los feligreses se acercaban al pórtico de la Iglesia para que el párroco les bendijese a los animales, el pueblo vivía y celebraba un acto de convivencia en el que se recitaban sus anuales «Refranes». Eran éstos una composición poética en cuartetas, en las que como vamos a comprobar en dos ejemplos que hemos recopilado, se mezclaban, con permiso del Santo, los acontecimientos que a lo largo del año habían sucedido en la comunidad.
En principio los protagonistas de estos versos eran animales domésticos, pero también se aprovechaba la ocasión para evocar otros hechos relacionados con las personas, sobre todo con las del género femenino.
Los compositores de los «Refranes» solían ser hombres, quienes. a veces, subidos sobre una caballería les recitaban. El más simple acontecimiento que en el pueblo hubiese sucedido era aquí tomado a burla o broma en los versos de estos improvisados versadores. A veces, sobre todo si se personalizaba el hecho (y éste no era muy edificante) podía llegar a molestar al aludido. Pero este era un hecho irremediable, aunque predominaban los acontecimientos intrascendentes e impersonales. El carácter burlesco que tenían estos «Refranes» lo podemos comprobar en los dos ejemplos siguientes. En ambos el comienzo es similar y también tenían muy parecida la parte final de despedida, aunque en el segundo ejemplo no la tiene. NAZARIO MATOS.
Residía esta Cofradía en la desaparecida Iglesia de San Juan. Una vez arruinada ésta, pasó a depender de la Parroquia de Santa María.
El Retablo de la Iglesia de San Juan, donde veneraban al Santo, fue comprado por la Cofradía. El contrato de su construcción dice así: « Digo yo, Gabriel Pérez, vecino de la ciudad de Rioseco y maestro de Arquitectura, que recibí de los señores Cofrades y Oficiales de la Cofradía del Glorioso S. Antonio Abad, sita en la Parroquia de San Juan de esta villa de Castroverde, es a saber, 500 reales de vellón, por cuenta de más cantidad en que tengo ajustado y puesto un Retablo para dicho Santo. Y por ser verdad lo firmo en dicha villa a 26 días del mes de enero de este año de 1743». El costo total fue de 650 reales de vellón. A esta cantidad se añadieron 83 reales que costó dorarlo el año 1766.
El actual Retablo, situado en la Iglesia Parroquial de Santa María del Río, lo hicieron en 1954 y costó 8.000 ptas. El Santo, es moderno, de escayola. Acordaron comprarlo el día 10 de diciembre de 1900. siendo adquirido en 1901 por 200 pesetas. El Santo primitivo se conserva en la sacristía, es una talla de madera del siglo XVIII.
Las Varas de la Cofradía, que van pasando de unos Cofrades a otros, las compraron el año 1797 suponiendo un gasto de 92 reales.
En un principio esta Cofradía no admitía más de 50 Cofrades, pero esta limitación desapareció y podían pertenecer a ella quienes quisieran.
Era costumbre, por parte de los Cofrades, hacer juegos de dinero el día de la Fiesta del Santo. Al darse cuenta que esta práctica no era la forma más idónea de honrar al Santo, deciden el año 1784 no jugar dicho día.
Cada año entraba un nuevo Mayordomo para servir al Santo; debía costear el refresco y las avellanas de la Fiesta, lo que suponía un gasto excesivo. A fin de que nadie se viese privado de servir al Santo, por el gasto que suponía ser Mayordomo, acordaron en Junta General celebrada el año 1803, que el Mayordomo entrante no pagara otra cosa que los gastos pertinentes a los cultos celebrados en honor del Santo.
COSTUMBRES
PETICION y SUBASTA DE DONATIVOS:
Esta es la única costumbre que en torno a San Antón se sigue celebrando.
La víspera, los Cofrades antes, y ahora personas voluntarias, recorren el pueblo pidiendo productos para subastarlos a beneficio de los cultos del Santo. Consistían estos en pies de cerdo, orejas, dulces, huevos, chorizos, trigo, cebada, tortas, licor, etc.
El día de la Fiesta, generalmente por la tarde, se subastan esos donativos en el pórtico de la Iglesia.
LOS REFRANES
El día de la Fiesta del Santo, aprovechando que los feligreses se acercaban al pórtico de la Iglesia para que el párroco les bendijese a los animales, el pueblo vivía y celebraba un acto de convivencia en el que se recitaban sus anuales «Refranes». Eran éstos una composición poética en cuartetas, en las que como vamos a comprobar en dos ejemplos que hemos recopilado, se mezclaban, con permiso del Santo, los acontecimientos que a lo largo del año habían sucedido en la comunidad.
En principio los protagonistas de estos versos eran animales domésticos, pero también se aprovechaba la ocasión para evocar otros hechos relacionados con las personas, sobre todo con las del género femenino.
Los compositores de los «Refranes» solían ser hombres, quienes. a veces, subidos sobre una caballería les recitaban. El más simple acontecimiento que en el pueblo hubiese sucedido era aquí tomado a burla o broma en los versos de estos improvisados versadores. A veces, sobre todo si se personalizaba el hecho (y éste no era muy edificante) podía llegar a molestar al aludido. Pero este era un hecho irremediable, aunque predominaban los acontecimientos intrascendentes e impersonales. El carácter burlesco que tenían estos «Refranes» lo podemos comprobar en los dos ejemplos siguientes. En ambos el comienzo es similar y también tenían muy parecida la parte final de despedida, aunque en el segundo ejemplo no la tiene. NAZARIO MATOS.