CASTROVERDE DE CAMPOS: PÀGINA 2ª...

PÀGINA 2ª
REFRAN Nº 1

¡Oh glorioso San Antón!
Santo mío y abogado,
aquí te vengo a contar
4 poco o mucho que ha pasado
en este pobre lugar.

Todos vamos al trabajo
a ganar una peseta
8 y luego gastamos cuatro
cuando nos viene una fiesta.

El trabajo está premiado
y de muchos intereses,
12 y todos se harían ricos
si no fueran los reveses.

Un hombre de este lugar
sin reparar en caminos
16 enganchó la burra al carro
y se marchó a Benavente
a comprar unos cochinos.

Trasteando de un lado a otro,
20 dando vueltas al mercado
le pegó la cosa bien.

La misión quedó cumplida;
24 y muy contento y alegre
echó los cerdos al carro
y se vino a Castroverde.

Cuál seria su sorpresa,
28 ¡oh San Antonio divino!
que traía cuatro cerdos
y los perdió en el camino.

El, cuando a casa llegó
32 fue a descargar los marranos
y se llevó la sorpresa
que se le habían marchado.

Y luego empezó a dar voces,
36 loco, y ya desesperado.
miró «pa'cá», miro «pa'lli»
y los marranos no gruñían
porque no estaban allí.

40 Ya se enteró su mujer.
y se fue a ver qué pasaba;
y le dice: - ¡compañera!
he «ganau» buena jornada;

44 fui a ganarme dos pesetas
para tener que comer
y si echo otro viaje
nos echamos a perder.

48 Echan los dos a correr.
cada cual por su camino.
y en la Piedra de Pincel (1)
allí estaban los cochinos.

52 Ya les llegó la alegría,
y muy contentos y alegres
se los cogieron a cuestas
y vienen pa'Castroverde.

56 Cuando llegaron a casa
ya cenaron más tranquilos
por haber recuperado
lo que creían perdido.

60 Y le dice la mujer;
-Tienes que tener cuidado,
que te va a pasar a ti
lo que le pasó a Pelayo,

64 que también perdió la burra
y eso que iba de a caballo.
Pasan cosas en la vida
que son ciertas de creer

68 a unos les toca ganar
y a otros les toca perder.
Mi padre compró una vaca
para hartarnos de cecina

72 y gastó para cebarla
veintitrés sacas de harina.
Qué alegría y qué contento
teníamos todos en casa

76 con los dientes afilados
para comernos las mazas.
Y como estaba tan gorda
mi padre fue y la mató

80 y «pa'que» la registrara
se fue a llamar al doctor.
Aquí llegó el desencanto
y se acabó la alegría

84 porque nos dijo el doctor
que la carne de la vaca
para comer no valía.

Estos si que son reveses
88 estos si que son estragos
que nos ha quedado a todos
con los dientes afilados.

y no lo perdimos todo
92 y tenemos un recuerdo
que de esta vaca querida
nos quedamos con los cuernos.

Y dejemos ya de vacas,
96 de marranos y cochinos,
y vamos a hablar un poco
del género femenino.

Estamos tan agraciados
100 y el entusiasmo es alegre...
¿Queréis mujeres bonitas?
Buscadlas en Castroverde..

Miradlas qué hermosas son,
104 sus ojos son dos luceros,
son ángeles de la tierra,
que Dios nos manda del cielo.

Es el amor y el encanto;
108 ellas brillan más que el sol
es el consuelo más grande.
Todo es pureza y amor.

Míralas cómo se ríen
112 porque las tiro piropos;
y también en Castroverde
tenéis unos buenos mozos.

Yo no sé lo que aquí pasa
116 el decirlo me da miedo,
¿por qué las mejores mozas,
las llevan los forasteros?

Estas cosas del amor
120 es parecido a la muerte,
todo aquél que muere viejo
es porque ha tenido suerte.

Yo me salí a buscar novia
124 que fuera hermosa y gallarda,
y por fin me encontré a una
barriendo la portada.

-Buenos días, señorita,
128 le dije lleno de amor,
de lo mucho que te quiero
me partes el corazón.

Ella se queda mirando,
132 y dice con mucha calma:
-Te agradezco los honores
que me haces por la mañana.

-Pues no te parezca mal
136 que yo te quiero y te adoro;
si tú me dices que sí
ya lo he conseguido todo.

No se aguardó a más razones,
140 echó a correr tras de mí
con la escoba entre las manos,
si no se le caen las bragas
me da buenos sartenazos.

144 yo no dejé de correr,
y dije a mi tía Narcisa:
-La caída de las bragas
me ha librau de una paliza.

148 También te voy a contar,
Santo mío muy amado
una cosa no se secreta
que en este pueblo ha pasado.

152 Una moza de este pueblo,
bien hermosa y bien salada,
se cenó sola una noche
más de kilo y medio de habas.

156 Se fue a la cama tranquila
bien repleta y bien contenta
y a eso de la media noche
se declaró la tormenta.

160 Vengan ruidos y más ruidos
y a su madre la despierta;
y se tiró de la cama
a ver si era cosa cierta.

164 Se fue al cuarto de su hija,
¡Ay, mi Dios, cómo la encuentra!
¿Qué te pasa, hija querida,
que a todas nos despiertas?

168 -Madre de mi corazón,
no sé si sueño o deliro,
se dispara la escopeta
sin tirar de los perrillos. NAZARIO MATOS