
PÀGINA.-- 2ªra mujer fue Catalina Martín. Nació en Medina de Rioseco y falleció el 2 de agosto de 1810 por disparos de bala durante la defensa del puerto de Miravete, en Cáceres, donde entonces residía, por lo que en Extremadura también la consideran de los suyos. Tras la batalla de Moclín que se libró en las inmediaciones de Rioseco el 14 de julio de 1808, las tropas francesas entraron a saco en la ciudad. Aquel sangriento episodio empujó a Catalina a empuñar las armas y se unió a la guerrilla junto a un tío suyo, el famoso guerrillero Toribio Bustamante. Catalina alcanzó el grado de alférez de caballería, con paga reconocida incluido, por una destacada acción bélica en Valverde de Leganés en febrero de 1810. Monumento erigido en Medina de Rioseco en recuerdo de la batalla Moclín. Lleva la firma del escultor riosecano Aurelio Carretero. Hay en Valladolid otras dos resistentes de las que se conocen detalles de su vida. Se trata de Rosa Barreda “la Rosita”, que espió en favor de la causa guerrillera gracias a sus relaciones de amante con el poderoso general francés Kellerman, autoridad militar de los gabachos en tierras vallisoletanas. Y de Nicolasa Centeno, “la Nicolasa”, que también gracias a sus amoríos con el general francés Dufresse, gobernador de Valladolid, espió para los intereses españoles entre los años 1809 y 1812. Una placa en el jardincillo de la fachada del Palacio Real las recuerda a ambas. Gracias a ellas, entre otras cosas, se conoció con antelación el movimiento y aprovisionamiento de las tropas francesas, lo que favoreció la actuación guerrillera. El escritor Narciso Alonso Cortés en su día dio noticias de las hermanas Ubón (Claudia, María y Antonia), que destacaron por sus servicios a la Nación durante la guerra. En 1814, las Cortes les agradecieron sus servicios en beneficio y alivio de soldados prisioneros, y les concedieron una asignación económica de por vida. Tiburcio Álvarez Maroto nació y se crio en Villafrades de Campos en 1785. De joven anduvo con varias partidas guerrilleras. Recuerdo de Tiburcio en Villafrades de Campos. En 1809 se alista en un escuadrón de caballería de Húsares de León (donde alcanzó los galones de cabo) y pasa a formar parte de la guarnición militar de Astorga. Astorga sufrió numerosos y durísimos ataques por parte del ejército francés a partir del otoño de 1809. En aquella batalla, Tiburcio sobresalió por su arrojo, pues al mando de un puñado de jinetes logró salvar la vida de cuarenta soldados completamente rodeados por los franceses y, además, dio muerte al comandante francés. Meses más tardes sostuvo con gran heroísmo la posición española en una brecha de la muralla astorgana que estaba completamente desbordada por la artillería y el empuje francés. Monumento en la plaza Mayor de Astorga en el que figura el nombre de Tiburcio Álvarez. En abril de 1810 acabó fusilado por los franceses al negarse a asumir la capitulación de Astorga, y atacó con su sable al general francés que mandaba la tropa gabacha. Fue pasado por las armas y enterrado a las afueras de la población. Una vez recuperada Astorga por los españoles, sus restos se sacaron de la tierra y fueron depositados en una iglesia de la población. Finalmente, en 1912 fueron depositados con todos los honores en la catedral astorgana. Hace unos pocos años también pusieron su nombre a una calle. En 2005 los ayuntamientos de Villafrades y Astorga le homenajearon y se puso su nombre a una calle de Astorga. Las Cortes de Cádiz hicieron una mención especial a Tiburcio, y su nombre pasó a formar parte de la lista de los soldados que sobresalieron en la Guerra de la Independencia. NAZARIO MATOS.