PÀGINA.--4ª
El rasgo más genuino de la TIERRA DE CAMPOS proviene de su carácter geológico, del que nacen sus infinitas llanuras sin montes, cultivadas de cereales e interrumpidas sólo por pequeños arroyuelos, pueblos diminutos y solitarios palomares. Todo el país conocido con este nombre ofrece un carácter geológico uniforme: grandes llanuras sin montes, sin valles y casi sin ríos, formadas por delgada capa de tierra vegetal, que tiene debajo, á muy corta distancia, un subsuelo terciario, del todo infecundo é impermeable; pequeñas y suaves elevaciones constituyen la divisoria de miserables arroyuelos, que permanecen secos la mayor parte del año, y que están determinadas, en lo general, por depósitos de loess amarillo de formación cuaternaria, de lodos arcillosos, duros y friables. Alrededor de esta llana superficie, y sirviéndola de marco, se levanta una cadena de elevados montes de formación miocénica, cubiertos por una estrecha capa de terreno nutritivo y laborable; y en el centro, ó mejor, en el punto más declive, LA LAGUNA DE LA NAVA, resto sin duda del mar miocénico que rompió, produciendo las cuencas del PISUERGA, del CARRIÒN, del CEA y del VALDERADUEY. A esta región, que se extiende por el Norte hasta CARRIÒN, siguiendo la vega del río de este nombre, al Sur hasta PALENCIA, donde empiezan el CERRATO y los ALACORES, al Este hasta las orillas del PISUERGA, y al Oeste hasta SAHAGÙN, á esta región llamaron los antiguos cronicones y el arzobispo D. Rodrigo CAMPI GOTHORUM, y TIERRA DE CAMPOS los modernos. La denominación original de CAMPOS GÒTICOS se refiere obviamente a los pueblos germanos que ocuparon el solar dejado por el IMPERIO ROMANO, y que, según no pocas crónicas, se asentaron en estas tierras antes de dominar el resto de la Península. Lo que no está del todo claro el epíteto se refiere a los VÀNDALOS y los SUEVOS, que vinieron primero y causaron gran destrozo, o a los VISIGODOS, que llegaron más tarde y restauraron en cierta medida la prosperidad de estas regiones. Simón y Nieto dice que, por ser más agradable, prefiere creer lo segundo. La índole particular de su estructura geológica y su elevada situación sobre el nivel del mar, han producido dos consecuencias: agronómica una, histórica y política otra. Fuera de las orillas de los ríos no existe apenas vegetación arbórea, ni es posible otro cultivo que el de las gramíneas; y por ausencia de los naturales elementos de defensa que ofrecen las montañas elevadas y los valles angostos, no ha podido sustraerse este país á toda clase de invasiones y á todo género de extrañas luchas. En efecto, el llano relieve de la TIERRA DE CAMPOS ha facilitado las invasiones y condicionado la política, factor bien visible en la época de la Reconquista, pero también antes, en época romana y visigoda, y después, entre las muy frecuentes reyertas entre nobles. La abundancia de castillos es consecuencia directa de ello. Consecuencia también de la geografía es la abundancia de palomares, construcciones modestas, muchas de ellos hoy en ruinas, que interrumpen tímidamente los campos infinitos y sirvieron tradicionalmente como complemento a las economías de la región la abundante cultivo de cereal. La mayoría son de adobe o de tapial, pero también los hay también de ladrillo y de piedra. Aquí puede leerse más sobre ellos. NAZARIO MATOS..
El rasgo más genuino de la TIERRA DE CAMPOS proviene de su carácter geológico, del que nacen sus infinitas llanuras sin montes, cultivadas de cereales e interrumpidas sólo por pequeños arroyuelos, pueblos diminutos y solitarios palomares. Todo el país conocido con este nombre ofrece un carácter geológico uniforme: grandes llanuras sin montes, sin valles y casi sin ríos, formadas por delgada capa de tierra vegetal, que tiene debajo, á muy corta distancia, un subsuelo terciario, del todo infecundo é impermeable; pequeñas y suaves elevaciones constituyen la divisoria de miserables arroyuelos, que permanecen secos la mayor parte del año, y que están determinadas, en lo general, por depósitos de loess amarillo de formación cuaternaria, de lodos arcillosos, duros y friables. Alrededor de esta llana superficie, y sirviéndola de marco, se levanta una cadena de elevados montes de formación miocénica, cubiertos por una estrecha capa de terreno nutritivo y laborable; y en el centro, ó mejor, en el punto más declive, LA LAGUNA DE LA NAVA, resto sin duda del mar miocénico que rompió, produciendo las cuencas del PISUERGA, del CARRIÒN, del CEA y del VALDERADUEY. A esta región, que se extiende por el Norte hasta CARRIÒN, siguiendo la vega del río de este nombre, al Sur hasta PALENCIA, donde empiezan el CERRATO y los ALACORES, al Este hasta las orillas del PISUERGA, y al Oeste hasta SAHAGÙN, á esta región llamaron los antiguos cronicones y el arzobispo D. Rodrigo CAMPI GOTHORUM, y TIERRA DE CAMPOS los modernos. La denominación original de CAMPOS GÒTICOS se refiere obviamente a los pueblos germanos que ocuparon el solar dejado por el IMPERIO ROMANO, y que, según no pocas crónicas, se asentaron en estas tierras antes de dominar el resto de la Península. Lo que no está del todo claro el epíteto se refiere a los VÀNDALOS y los SUEVOS, que vinieron primero y causaron gran destrozo, o a los VISIGODOS, que llegaron más tarde y restauraron en cierta medida la prosperidad de estas regiones. Simón y Nieto dice que, por ser más agradable, prefiere creer lo segundo. La índole particular de su estructura geológica y su elevada situación sobre el nivel del mar, han producido dos consecuencias: agronómica una, histórica y política otra. Fuera de las orillas de los ríos no existe apenas vegetación arbórea, ni es posible otro cultivo que el de las gramíneas; y por ausencia de los naturales elementos de defensa que ofrecen las montañas elevadas y los valles angostos, no ha podido sustraerse este país á toda clase de invasiones y á todo género de extrañas luchas. En efecto, el llano relieve de la TIERRA DE CAMPOS ha facilitado las invasiones y condicionado la política, factor bien visible en la época de la Reconquista, pero también antes, en época romana y visigoda, y después, entre las muy frecuentes reyertas entre nobles. La abundancia de castillos es consecuencia directa de ello. Consecuencia también de la geografía es la abundancia de palomares, construcciones modestas, muchas de ellos hoy en ruinas, que interrumpen tímidamente los campos infinitos y sirvieron tradicionalmente como complemento a las economías de la región la abundante cultivo de cereal. La mayoría son de adobe o de tapial, pero también los hay también de ladrillo y de piedra. Aquí puede leerse más sobre ellos. NAZARIO MATOS..