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CASTROVERDE DE CAMPOS: TIERRA DE CAMPOS. PÀGINA.-3ª ...

TIERRA DE CAMPOS. PÀGINA.-3ª 
Divisiones provinciales y regionales de 1833. En sombreado la Región Leonesa Un golpe tremendo para el patrimonio monumental del Reino de León, al igual que para el del resto de España, serán las desamortizaciones del siglo XIX que harán perder una gran parte de los monumentos religiosos (como el monasterio de GRANJA DE MORERUELA, EN ZAMORA, del siglo XII, que fue el monasterio cisterciense más importante de la CORONA LEONESA y uno de los más importantes de España) así como parte de los civiles, suponiendo junto a la guerra de independencia la mayor pèrdida de patrimonio para la región leonesa. En la segunda mitad de este siglo llegará el ferrocarril a nuestra región, creándose la vía férrea de la Vía de la Plata, así como trenes como el de La Fregeneda  (que servirá de conexión con Oporto) o el de La Robla  (para trasladar el carbón leonés a las industrias vizcaínas). En esta época se empezará a poner en cuestión por parte de intereses castellanos la continuidad de la existencia del Reino de León en España y, con ello, se cuestionará su papel fundador en la unidad nacional española. Es lo que se llamará la “GRAN CASTILLA”, que basará su idea en una imagen castellana basada en TIERRA DE CAMPOS, pese a que, por ejemplo, el portugués Oliveira Martins manifestase que “CAMPOS es la esencia del REINO de LEÒN”. De dicha idea quedarán fuera precisamente los territorios propiamente castellanos como SANTANDER Y LOGROÑO, intentando crearse una imagen de Cuenca del Duero que excluyese la parte portuguesa de dicha cuenca y procurando crear una 'región' con capital en VALLADOLID. Parte de la generación del 98 (curiosamente ninguno de ellos ni leonés ni castellano) apoyará esta idea como Azorín, aunque otros como Unamuno estudiarán a fondo dicha temática, haciendo estudios bastante profundos sobre el idioma leonés en Las Arribes, así como haciendo gala de la leonesidad de la ciudad de Toro en su poesía. Esta opción calará hondo proyectándose la unión de las regiones leonesa y CASTELLANO VIEJA en el borrador de la Constitución republicana de 1873, aunque este proyecto no llegará a llevarse a cabo por la frontal oposición de las diputaciones leonesas y, de este modo, se mantendrá oficialmente la Región Leonesa conformada por SALAMANCA, ZAMORA Y LEÒN, aunque al saltar a la luz el tema estatutario en la Segunda República en 1931, se planteará como casi imposible la posibilidad de una autonomía leonesa por falta de apoyo de los grandes bloques electorales. Así, habrá proyectos alternativos sobre una AUTONOMÌA  ASTUR-LEONESA FORMADA POR SALAMANCA. ZAMORA, LEÒN Y ASTURIAS, y una autonomía de LEÒN Y CASTILLA formada por ambas regiones. Aún así, desde ZAMORA Y LEÒN se intentó propugnar con fuerza un proyecto de autonomía puramente leonesa formado por las provincias de SALAMANCA, ZAMORA Y LEÒN, pero al poco estalló la guerra civil. En la Guerra Civil la mayor parte del Reino de León se postuló del lado franquista, a excepción de las zonas mineras del norte regional, donde en la posguerra se situarían los 'maquis' que se intentarían hacer fuertes en las montañas. Cabría destacar en este aspecto que existió en el bando republicano de la guerra un Consejo de Asturias y León con moneda y timbre propio y en el bando franquista una Junta de Guerra del Reino de León con sede en Salamanca que ordenaría las acciones de aquellos soldados 'nacionales' de las provincias leonesas. Tras la Guerra se vivirán varias catástrofes como la explosión del Polvorín de Peñaranda de Bracamonte (100 muertos) en 1939, la rotura de la presa en el viejo Ribadelago de Sanabria (144 muertos) en 1959 o el accidente ferroviario de Torre del Bierzo  (unos 500 muertos) en 1944. 
Billete de 25 céntimos del Consejo de Asturias y León Al mismo tiempo se vivirá una fuerte emigración del campo a las capitales provinciales, así como la marcha masiva de leoneses en busca de trabajo a las zonas industriales de la nación como Madrid, Cataluña o el País Vasco, así como a otros países europeos como Alemania, Suiza o Francia. Se edificarán las grandes presas del Reino de León como Almendra, Ricobayo, Bárcena, Santa Teresa, Porma, Barrios de Luna o Aldeadávila que convertirán a la Región Leonesa en un granero energético aunque el centro de distribución eléctrica de estas presas se ubicará curiosamente fuera de la región y en una provincia sin embalses destacables como Valladolid. Se iniciará en los años sesenta una tremenda debacle poblacional y de futuro para la Región Leonesa en la que seguirá sumida hasta la actualidad, con una carencia crónica de infraestructuras y de industria que se reflejará en la Transición en que pese a ser una región más de España fue la única que se quedó sin ser una comunidad autónoma, lo cual estará intimamente ligado a la falta de peso de las tres provincias del antiguo Reino de León en el ámbito económico. De este modo en 1983 se borrará oficialmente al Reino de León del mapa de España, uniéndolo con seis provincias castellanoviejas para crear la Comunidad Autónoma de Castilla y León, unión que rechazará Segovia y aprobará su autonomía uniprovincial aunque ésta será rechazada en Cortes por “interés nacional”.,, NAZARIO MATOS..