En la localidad conviene no perderse la Iglesia parroquial de San Millán, que atesora un magnífico retablo mayor renacentista, con pinturas de Jerónimo Vázquez. La fiesta de la vendimia, que se celebra en octubre, concentra todos los años a numerosas personas que se acercan a la plaza mayor de la localidad para participar en la famosa pisada de la uva y degustación del primer mosto. Otra vez es un puente el que recibe al caudaloso río Duero. Olivares de Duero conserva un magnífico conjunto de siete arcos construido en el siglo XVI por orden de los Reyes Católicos y ratificación de Carlos V. Aunque tradicionalmente este puente se le asigna a la vecina Quintanilla de Onésimo, hay datos que corroboran su vinculación a Olivares de Duero. Después de pasear por el puente y contemplar el caudal del río, merece la pena entrar en la Iglesia parroquial de San Pelayo, de estilo gótico. Guarda un magnífico retablo plateresco del siglo XVI del Maestro de Olivares. La riqueza de sus tablas merece una contemplación reposada. Sardón de Duero A un kilómetro de esta localidad está el Monasterio de Santa María de Retuerta, que hoy en día incluye una bodega dentro de sus instalaciones. Fundado en 1145, el monasterio benedictino conserva su tipología, iglesia, sala capitular, claustro y destacan sus ábsides románicos. La iglesia es del siglo XII, el claustro postherreriano del siglo XVI y la hospedería del XVIII. La Iglesia parroquial de San Juan Bautista, en piedra, es un edificio del siglo XVI. Tudela de Duero se sitúa sobre uno de los meandros del río Duero, que se abre paso entre huertas y frutales. Precisamente en la Edad Media, Tudela se forma como núcleo defensivo fortificado en uno de los meandros del río. En el interior del pueblo destaca la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, trazada por Gil de Hontañón que tiene una bella imagen de la Virgen con el Niño, de Juan de Juni. Y tambíen merece la pena visitar la Ermita del Humilladero de la Quinta Angustia, de estilo herreriano, construida a finales del XVI por Juan de Nantes y actualmente utilizada como sala de exposiciones. Aunque el Duero se separa unos kilómetros de esta localidad, Boecillo es un destacado enclave de la ruta del Duero. Además del Palacio de los Condes de Gamazo, actual Casino de Castilla y León y el Parque Tecnológico, el crecimiento demográfico y urbanístico son las claves del desarrollo de este núcleo poblacional que también tiene historia. Felipe II crea aquí el Real Colegio de Escoceses para luchar contra el poder religioso de Enrique VIII en 1590. Otra localidad cercana al gran río es Viana de Cega. Por aquí pasa el Cega, que da nombre al pueblo y desemboca en el mismo cauce del Duero. Conserva un paisaje de pinares que lo rodean en un 75% de su periferia. Muy cerca está Puente Duero, por donde sí pasa el río, camino de Simancas. Se trata de un bello puente de piedra, abierto al tráfico rodado. Simancas La ruta se desvía hacia esta localidad, pero merece la pena acercarse para disfrutar de las espléndidas vistas desde la Plaza del Mirador. Tiene una iglesia del siglo XVI con bellos retablos y un impresionante Castillo del siglo XV que fue reformado por Felipe II para guardar los documentos de la Corona de Castilla. Ya junto al río se encuentra la Iglesia de San Miguel del Pino, del siglo XIII. Una de las panorámicas más impresionantes del río Duero es la que se contempla a su llegada a Tordesillas. Desde el puente, que precisamente contribuyó a dar origen al asentamiento de este pueblo, se divisa la belleza de la línea fluvial. El casco histórico se asienta sobre el propio altozano que da nombre a la villa. Poco se conserva de la muralla, aparte de algunos restos dispersos que se encuentran acoplados en algunas casas. Únicamente se mantiene la denominada Torre de Sila, que ha sido restaurada. La localidad está históricamente ligada al Tratado de Tordesillas donde finalizaron las negociaciones entre España y Portugal sobre la posesión de las tierras descubiertas en América después de 1492. Las Casas del Tratado recuerdan que allí se firmaron los documentos en 1494 entre las coronas de los dos países vecinos. También es importante el Monasterio de Santa Clara, del siglo XIV, de estilo mudéjar, la Iglesia de San Antolín, la de San Pedro, Santa María y el Convento de San Francisco, entre otras joyas. El Río Trabancos desemboca en el Duero muy cerca de la localidad de Pollos. Por aquí, y muy cerca del río, hay restos de un poblamiento antiguo donde aparecen fragmentos de cerámica posthallstática y tierra sigilata. De hecho, de esta época romana se ha encontrado una escultura de bronce. Hay una iglesia de retablo neoclásico con una talla de Jesús atado a la columna. En Castronuño, localidad que tiene una hermosa panorámica sobre la vega remansada por el embalse de San José, el Duero crece cuando le faltan pocos kilómetros para entrar en la Denominación de Origen de los vinos de Toro. El río llega aquí abundante, después de alimentarse de las corrientes del Riaza, Duratón, Adaja y Pisuerga. El Embalse de Castronuño sorprende por su construcción sobre llanura. Declarado Reserva Natural, es interesante por el abundante ecosistema que lo puebla. Aquí destaca su Iglesia del Cristo, edificada en el siglo XIII. Haciendo gala a su nombre, Villafranca de Duero recibe un río bastante caudaloso. La localidad cuenta con una iglesia de reciente construcción de trazado moderno y diseño funcional., NAZARIO MATOS.