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CASTROVERDE DE CAMPOS: PAGINA 7SUPERSTOCK / AGE FOTOSTOCKCASA DE MATEUSDe...

PAGINA 7SUPERSTOCK / AGE FOTOSTOCKCASA DE MATEUSDe estilo barroco y jardines románticos, es la sede de una fundación cultural muy activa que organiza exposiciones, seminarios y conciertos. Encaramada a una colina en la desembocadura del Duero y asomándose al Atlántico desde el residencial barrio de Foz, Oporto es una ciudad luminosa y acogedora, tan embriagadora como sus vinos. Avenidas elegantes como la de Aliados conviven con el encanto decadente de las callejas estrechas con fachadas de azulejos que se apiñan en torno a la Sé, la Catedral, y bajan tortuosas hasta la orilla misma del Duero. La plaza da Liberdade es su indudable corazón urbano, además del punto de partida para recorrer el casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996. En la vecina Rúa Santa Caterina, el señorial Café Majestic invita a sentarse entre decoración modernista y retroceder a la época en que aquí se reunía la élite portuguesa. Basta desviarse unos metros y, desde la Avenida dos Aliados, tomar la Rúa Formosa para entrar en la zona comercial por excelencia. En dirección opuesta aparece la estación de São Bento, una de las más hermosas de Portugal por los azulejos con escenas históricas que decoran sus paredes. Apenas pasan unos minutos hasta que se descubre la esbelta Torre de los Clérigos, un campanario barroco que constituye uno de los símbolos de la ciudad. Muy cerca se halla la librería Lello, tesoro del patrimonio cultural de Oporto. Inaugurada en 1906, se ubica en un edificio de trazos neogóticos con una vidriera multicolor en la cúpula y un interior forrado de yeserías y madera. Desde ahí cualquier ruta es buena para llegar al barrio de Ribeira. Callejas estrechas con aire marinero y decadente, ropas tendidas al sol y fachadas decoradas con azulejos forman un abigarrado conjunto en torno a la Sé, de factura románica y hermoso rosetón barroco. Junto a la Catedral varias callejuelas empinadas descienden a la orilla del Duero. En los muelles, terrazas encajadas entre tiendas de souvenires ofrecen la posibilidad de contemplar el paso tranquilo del río rumbo al lugar conocido como la foz del Duero, en el que vierte sus aguas al océano. En la orilla opuesta se perfila el municipio de Vilanova de Gaia, donde aún atracan los rabelos, las barcazas que antaño transportaban el mosto recogido en las haciendas del interior hasta las bodegas de Vilanova: Rainha Santa, Ramon Pinto, Calem y Sandeman, entre otras. PUENTES A VILANOVALas riberas de Oporto y Vilanova de Gaia están unidas por seis puentes, pero los más singulares son tres: el María Pía, diseñado por Théophile Seyrig y construido en 1877 por la empresa de Gustave Eiffel; el de Arrábida (1963), muy cerca de la foz del Duero; y el de Luis I, de 1886 y también obra de Seyrig, por cuyo tablero superior discurre el metro de Oporto. Los barcos de paseo que recorren este tramo del río permiten contemplarlos todos antes de emprender la ruta que remonta el valle del Duero. Al poco de dejar Oporto, la ruta se adentra en la región del Alto Douro Vinhateiro. Este paisaje de colores cambiantes según la estación del año –del verde intenso de la primavera y el verano, a los ocres del otoño e invierno– recibió el reconocimiento de la Unesco como Patrimonio Mundial en 2001. El río, profundo y caudaloso pero calmo, discurre entre colinas sembradas de viñedos que producen la uva con la que se elaboran los excelentes vinos de Oporto, la primera Denominación de Origen del mundo, de 1756. En tren de vaporLas poblaciones de Lamego, Peso da Régua, Pinhão, Vila Real, el monasterio de Tarouca –el primero erigido por la orden del Císter en Portugal– y las fincas vinícolas de sus alrededores son lugares clave para conocer la cultura del vino que respira toda la región. Además del crucero río arriba, otra manera de sumergirse en este paisaje es a bordo del tren de vapor que, entre junio y octubre, recorre en una hora y media el trayecto entre Peso da Régua y Tua. A una velocidad de treinta kilómetros por hora, contemplar el paisaje reflejado en las aguas del río es un ejercicio de lo más relajante. Al otro lado de la ventanilla se suceden terrazas tapizadas de viñas, pequeñas aldeas y estaciones decoradas con azulejos que reproducen la vendimia y otras tareas agrícolas relacionadas con el vino. Peso da Régua es la localidad más importante de la ruta y una de las que posee más azulejos en su núcleo urbano. Asentada junto al Duero, motor económico y vital, y a menos de cien kilómetros de Oporto, es una ciudad alegre, de fachadas coloristas y con un muelle fluvial ajardinado. La Casa do Douro y el Museo do Douro son visitas ineludibles para conocer la historia del vino de Oporto y la influencia de los ingleses en su internacionalización. En apenas veinte minutos de viaje en tren se alcanza Pinhão. Su mirador de San Salvador do Mundo regala una vista panorámica, con el río corriendo a sus pies y la silueta de alguna quinta (hacienda) en la distancia. Uno de los alicientes de viajar por el Alto Douro es que resulta fácil desviarse hasta pueblos alejados del río, como Favaios, trece kilómetros al norte de Pinhão y famoso por su moscatel. O dedicar una jornada entera a Celeirós (40 km al norte), sobre todo en época de vendimia, cuando se celebra la llamada «gran lagarada». Durante esta fiesta dedicada al vino los habitantes del pueblo se visten con trajes regionales, vendimian a la antigua, descargan los cestos de uva en unos lagares de piedra que datan del siglo XVI y montan un mercado de productos artesanos. Es una oportunidad magnífica para saborear la cocina del Douro, especialmente el cabrito asado, regado, por supuesto, con vino de la zona. Un corto tramo en coche o en barco remontando el río conduce hasta Vila Real, capital de la provincia de Tras-os-Montes y destacado núcleo comercial. Ubicada entre las sierras de Marão y Alvão, en el valle que forman los ríos Corgo y Cabril, Vila Real se halla a pocos minutos de la hermosa Casa de Mateus. Arquetipo de palacio barroco portugués, fue erigida a inicios del siglo XVIII y hoy constituye una de las instituciones culturales más activas de Portugal. Su visita recorre desde estancias con artesonados de madera, mobiliario de época y grandes cuadros hasta unos sensacionales jardines románticos. Pasear bajo su túnel de cedros, detenerse frente al estanque que refleja la fachada principal y dejarse envolver por el color y el aroma de los planteles de camelias pone un punto final artístico a este recorrido por el Valle del Duero, una región cargada de placeres para el alma y el paladar. Cómo llegar: Hay vuelos regulares desde varias ciudades españolas hasta Oporto. El aeropuerto se sitúa a 11 km del centro y está conectado por metro (línea E) y autobús. Oporto se halla a 235 km de Santiago de Compostela y a 351 de Salamanca. Cómo moverse: Para recorrer el Valle del Duero lo mejor es alquilar un vehículo. El tren y el crucero en barco son buenas alternativas. En la ciudad de Oporto resulta rentable adquirir la tarjeta Portocard porque ofrece viajes ilimitados en metro, tranvía, autobús y en el funicular de Guindais, además de descuentos en museos y diversas atracciones. Actividades: Para conocer la cultura del Valle del Duero existe una interesante oferta de actividades: visitas a quintas y bodegas, cruceros en rabelos y la ruta en el tren de vapor que llega hasta la localidad de Tua.. NAZARIO MATOS..