TIERRA DE CAMPOS DE ESPAÑA Y DE EUROPA::
PÀGINA Nº 5
7. El Camino Soriano
Por la solitaria frontera medieval
Una de las sendas más olvidadas es la soriana, también llamada Camino Castellano-Aragonés, que durante los siglos XII y XIII atravesaba tierras fronterizas y solitarias. Y así, solitaria, sigue siendo esta ruta que desde Gallur (Zaragoza) llega hasta Santo Domingo de Silos (Burgos) y, de allí, continúa por la ruta de la lana hasta Burgos, para enlazar con el Camino Francés. El Camino Soriano transcurre entre lugares también solitarios, en el que las piedras talladas de sus iglesias, monasterios y castillos nos hablan de mil años de historia.
Atraviesa la depresión del Ebro, el Campo de Borja y traza una línea recta que cruza Soria de este a oeste, para entrar en tierras burgalesas. El punto final es uno de los hitos más significativos de la Castilla Medieval: el monasterio cisterciense de Santo Domingo de Silos, una joya del románico que cuenta viejas historias esculpidas en los capiteles y canecillos de su claustro. También hay muchas otras historias talladas en un sinfín de templos románicos y góticos a lo largo del camino, como la catedral de Tarazona, la fortificada Ágreda, la propia ciudad de Soria o San Leonardo de Yagüe, un importante cruce de caminos que creció alrededor del hospital de peregrinos, ya desaparecido.
La ruta deja otras joyas inéditas con solo salirnos un poco del trazado, como las pinturas rupestres de Valonsadero, a las afueras de Soria, o la Vía Verde del Ferrocarril Santander-Mediterráneo, que es una alternativa estupenda para los ciclistas, entre Soria y Hontoria del Pinar (66 kilómetros).
A pesar de ser una de las rutas jacobeas menos conocidas, su señalización es excelente y evita casi totalmente el asfalto. Así, la mayor parte del viaje se puede hacer por caminos agrícolas, pistas forestales y senderos..
8. El camino olvidado
Desde Bilbao hasta Cacabelos, a refugio de las montañas
Entre los siglos IX y XIII, viajar hasta Santiago podía ser una aventura peligrosa: en la costa eran frecuentes las incursiones vikingas; desde el sur, los musulmanes hacían también de las suyas. Para evitar el peligro, muchos peregrinos buscaban la seguridad de las montañas y así surgió otra ruta, desde Bilbao a Cacabelos, en la comarca leonesa del Bierzo, un recorrido de casi 500 kilómetros para enlazar con el clásico Camino Francés. Dejó de ser utilizada cuando los caminos se hicieron más seguros para acabar convirtiéndose en una ruta deliciosa, aunque con algunas etapas montañosas que exigen estar en buena firma física. Su trazado atraviesa comarcas bellísimas y con sabor a antiguo, como las merindades burgalesas a través de la comarca de las Encartaciones, el sur de Cantabria, la montaña palentina y leonesa. Paradas obligadas son Espinosa de los Monteros, Aguilar de Campoo, Guardo, Cistierna, La Robla, Fasgar y Cacabelos.
En unas cuatro semanas se puede completar el camino hasta Santiago desde Bilbao, a ser posible en verano o principios de otoño, porque el clima invernal puede ser demasiado riguroso. Es una ruta minoritaria pero enormemente atractiva, que nos permite reencontrarnos con el pasado medieval más auténtico del Camino.,, NAZARIO MATOS..
PÀGINA Nº 5
7. El Camino Soriano
Por la solitaria frontera medieval
Una de las sendas más olvidadas es la soriana, también llamada Camino Castellano-Aragonés, que durante los siglos XII y XIII atravesaba tierras fronterizas y solitarias. Y así, solitaria, sigue siendo esta ruta que desde Gallur (Zaragoza) llega hasta Santo Domingo de Silos (Burgos) y, de allí, continúa por la ruta de la lana hasta Burgos, para enlazar con el Camino Francés. El Camino Soriano transcurre entre lugares también solitarios, en el que las piedras talladas de sus iglesias, monasterios y castillos nos hablan de mil años de historia.
Atraviesa la depresión del Ebro, el Campo de Borja y traza una línea recta que cruza Soria de este a oeste, para entrar en tierras burgalesas. El punto final es uno de los hitos más significativos de la Castilla Medieval: el monasterio cisterciense de Santo Domingo de Silos, una joya del románico que cuenta viejas historias esculpidas en los capiteles y canecillos de su claustro. También hay muchas otras historias talladas en un sinfín de templos románicos y góticos a lo largo del camino, como la catedral de Tarazona, la fortificada Ágreda, la propia ciudad de Soria o San Leonardo de Yagüe, un importante cruce de caminos que creció alrededor del hospital de peregrinos, ya desaparecido.
La ruta deja otras joyas inéditas con solo salirnos un poco del trazado, como las pinturas rupestres de Valonsadero, a las afueras de Soria, o la Vía Verde del Ferrocarril Santander-Mediterráneo, que es una alternativa estupenda para los ciclistas, entre Soria y Hontoria del Pinar (66 kilómetros).
A pesar de ser una de las rutas jacobeas menos conocidas, su señalización es excelente y evita casi totalmente el asfalto. Así, la mayor parte del viaje se puede hacer por caminos agrícolas, pistas forestales y senderos..
8. El camino olvidado
Desde Bilbao hasta Cacabelos, a refugio de las montañas
Entre los siglos IX y XIII, viajar hasta Santiago podía ser una aventura peligrosa: en la costa eran frecuentes las incursiones vikingas; desde el sur, los musulmanes hacían también de las suyas. Para evitar el peligro, muchos peregrinos buscaban la seguridad de las montañas y así surgió otra ruta, desde Bilbao a Cacabelos, en la comarca leonesa del Bierzo, un recorrido de casi 500 kilómetros para enlazar con el clásico Camino Francés. Dejó de ser utilizada cuando los caminos se hicieron más seguros para acabar convirtiéndose en una ruta deliciosa, aunque con algunas etapas montañosas que exigen estar en buena firma física. Su trazado atraviesa comarcas bellísimas y con sabor a antiguo, como las merindades burgalesas a través de la comarca de las Encartaciones, el sur de Cantabria, la montaña palentina y leonesa. Paradas obligadas son Espinosa de los Monteros, Aguilar de Campoo, Guardo, Cistierna, La Robla, Fasgar y Cacabelos.
En unas cuatro semanas se puede completar el camino hasta Santiago desde Bilbao, a ser posible en verano o principios de otoño, porque el clima invernal puede ser demasiado riguroso. Es una ruta minoritaria pero enormemente atractiva, que nos permite reencontrarnos con el pasado medieval más auténtico del Camino.,, NAZARIO MATOS..