TIERRA DE CAMPOS Y DEL PAN Y DEL VINO;; PÀGINA Nº 4Espectacular es el aprovechamiento de los Arribes del Duero, con cinco embalses, dos de ellos de titularidad portuguesa. Destacan igualmente los tres ubicados en el norte, a lo largo de 40 kilómetros de cauce del río Tera.
TURISMO CULTURAL
Zamora, tierra de contrastes
La rica geografía zamorana subraya el contraste entre los territorios que integran la provincia, comarcas de fuerte personalidad que, además de compartir un común denominador en la forma de ver el mundo, absorben parte del carácter de zonas vecinas de León, Valladolid y Salamanca, y también de Portugal.
Un viaje por la provincia de Zamora no se agota en un solo día ni en una sola pernoctación; una provincia que parece pequeña sobre el mapa ofrece múltiples y dispares visitas sin salir de su territorio. La comarca de los Valles de Benavente, al noreste, regala a la vista el impresionante paisaje del páramo, desde el que se desciende a los amplios valles con cultivos de regadío. Más abajo, la Tierra de Campos zamorana, continuación de la estepa castellana, con extensos horizontes y campos de cereales. El Bajo Duero, en el sureste, con la vega del Duero y paisajes de pequeñas elevaciones. En el oeste y al sur del Duero, Sayago, una plataforma granítica con terreno adehesado y encinares. La enumeración continúa al norte del Duero con Aliste, comarca montuosa y de suelo pizarroso. Además, y de nuevo, Sanabria ofrece su paisaje montañoso y atlántico.
Zamora, un paseo por sus orígenes
Los amantes de la historia tienen una cita con Zamora, donde la importancia de los yacimientos encontrados hace posible repasar el tiempo transcurrido entre el Neolítico y la Primera Edad del Hierro hasta llegar al final del Imperio romano. Un recorrido en el que pueden visitarse desde impresionantes construcciones megalíticas y castros celtíberos hasta los restos de la presencia romana.
Existen aulas arqueológicas que recrean la vida del Neolítico en Morales del Rey, donde se puede visitar un dolmen o sepulcro megalítico, así como en Granucillo de Vidriales, donde se encuentran otros dos sepulcros megalíticos. En Arrabalde, además de otro dolmen, hay un castro en el que fue hallado uno de los más ricos tesoros celtibéricos de la península. En la localidad existe un aula didáctica donde se explica la vida de este poblado prerromano, tal y como sucede en Manganeses de la Polvorosa, localidad en la que se recrea la vida cotidiana de un poblado que estuvo habitado hasta la época romana. También romana es la fuente que puede visitarse en San Pedro de la Viña.
Pero los asentamientos romanos más importantes se encuentran en Rosinos de Vidriales, donde se encuentran los restos de un campamento romano que albergó a finales del siglo I antes de Cristo la Legio X Gemina, y más tarde el Ala II Flavia, unidad de caballería dedicada a vigilar el comercio del oro extraído en las minas del norte. Muy cerca, en Santibáñez de Vidriales, se encuentra el Centro de Interpretación de los Campamentos Romanos, que nos permite acercarnos a la vida cotidiana de las legiones.
El Tesoro de Arrabalde fue hallado en el castro de las Labradas, en la localidad de Arrabalde. Este tesoro había sido ocultado por sus pobladores en el transcurso de las guerras contra los romanos que se desarrollaron en el siglo I antes de Cristo. Pertenece a la Segunda Edad del Hierro y está integrado por dos tesoros. El primero consta de medio centenar de piezas de oro y plata, de una gran riqueza formal: torques, brazaletes, pulseras, anillos, fíbulas, pendientes y algunas monedas. El segundo, hallado muy cerca del primero, aportó otras 19 piezas. Ambos pueden verse en el Museo de Zamora.
En Carmarzana de Tera: restos arqueológicos de una villa tardorromana, con estancias decoradas con mosaicos geométricos policromos en buen estado de conservación. Se trata de un conjunto habitacional de cuatro estancias en torno a un patio. Supone un conjunto excepcional dentro de las villas tardorromanas meseteñas.
De "capital" interés
Como la ciudad histórica que es, la ciudad de Zamora se levanta sobre un cerro estratégico, defendido al sur por el río Duero. En plena Ruta de la Plata, el promontorio albergó la antigua mansión romana de 'Ocelo Duri' y se convirtió en baluarte fronterizo de primer orden en las guerras entre los cristianos del norte y los musulmanes del sur.
Fue en la Edad Media cuando la ciudad de Zamora se erigió en protagonista de la historia de España. Desde la lucha entre musulmanes y cristianos, cuando (en el siglo IX) se convierte en baluarte decisivo de la frontera del Duero, hasta la batalla de Toro (1476), tras la que los reyes Isabel y Fernando ponen las bases de lo que será la futura nación española. Entre ambas fechas Zamora fue repoblada, destruida y fortificada de nuevo en numerosas ocasiones, llegando a poseer hasta tres recintos amurallados. En los siglos X y XI fue sede real y de Cortes, y durante el siglo XI protagonista principal de los hechos que relata el Cantar del Mío Cid. De su importancia nos ha quedado un buen rosario de iglesias románicas, de las muchas que existieron en la ciudad. Otro tanto sucede a la ciudad de Toro, sede del monarca Juan II y lugar de celebración de Cortes castellanas en multitud de ocasiones, o a Benavente, ciudad de los condes duques, título que ostentaron los Pimentel, de gran influencia en la historia de nuestro país.
Los tres recintos amurallados que la ciudad poseía hicieron que se la conociera como 'la bien cercada'. De ellos se conservan el castillo, diferentes cubos y puertas, así como largos tramos de muralla, algunos de los cuales, convertidos en mirador, nos ofrecen bellas panorámicas sobre el Duero y los barrios bajos zamoranos... NAZARIO MATOS..
TURISMO CULTURAL
Zamora, tierra de contrastes
La rica geografía zamorana subraya el contraste entre los territorios que integran la provincia, comarcas de fuerte personalidad que, además de compartir un común denominador en la forma de ver el mundo, absorben parte del carácter de zonas vecinas de León, Valladolid y Salamanca, y también de Portugal.
Un viaje por la provincia de Zamora no se agota en un solo día ni en una sola pernoctación; una provincia que parece pequeña sobre el mapa ofrece múltiples y dispares visitas sin salir de su territorio. La comarca de los Valles de Benavente, al noreste, regala a la vista el impresionante paisaje del páramo, desde el que se desciende a los amplios valles con cultivos de regadío. Más abajo, la Tierra de Campos zamorana, continuación de la estepa castellana, con extensos horizontes y campos de cereales. El Bajo Duero, en el sureste, con la vega del Duero y paisajes de pequeñas elevaciones. En el oeste y al sur del Duero, Sayago, una plataforma granítica con terreno adehesado y encinares. La enumeración continúa al norte del Duero con Aliste, comarca montuosa y de suelo pizarroso. Además, y de nuevo, Sanabria ofrece su paisaje montañoso y atlántico.
Zamora, un paseo por sus orígenes
Los amantes de la historia tienen una cita con Zamora, donde la importancia de los yacimientos encontrados hace posible repasar el tiempo transcurrido entre el Neolítico y la Primera Edad del Hierro hasta llegar al final del Imperio romano. Un recorrido en el que pueden visitarse desde impresionantes construcciones megalíticas y castros celtíberos hasta los restos de la presencia romana.
Existen aulas arqueológicas que recrean la vida del Neolítico en Morales del Rey, donde se puede visitar un dolmen o sepulcro megalítico, así como en Granucillo de Vidriales, donde se encuentran otros dos sepulcros megalíticos. En Arrabalde, además de otro dolmen, hay un castro en el que fue hallado uno de los más ricos tesoros celtibéricos de la península. En la localidad existe un aula didáctica donde se explica la vida de este poblado prerromano, tal y como sucede en Manganeses de la Polvorosa, localidad en la que se recrea la vida cotidiana de un poblado que estuvo habitado hasta la época romana. También romana es la fuente que puede visitarse en San Pedro de la Viña.
Pero los asentamientos romanos más importantes se encuentran en Rosinos de Vidriales, donde se encuentran los restos de un campamento romano que albergó a finales del siglo I antes de Cristo la Legio X Gemina, y más tarde el Ala II Flavia, unidad de caballería dedicada a vigilar el comercio del oro extraído en las minas del norte. Muy cerca, en Santibáñez de Vidriales, se encuentra el Centro de Interpretación de los Campamentos Romanos, que nos permite acercarnos a la vida cotidiana de las legiones.
El Tesoro de Arrabalde fue hallado en el castro de las Labradas, en la localidad de Arrabalde. Este tesoro había sido ocultado por sus pobladores en el transcurso de las guerras contra los romanos que se desarrollaron en el siglo I antes de Cristo. Pertenece a la Segunda Edad del Hierro y está integrado por dos tesoros. El primero consta de medio centenar de piezas de oro y plata, de una gran riqueza formal: torques, brazaletes, pulseras, anillos, fíbulas, pendientes y algunas monedas. El segundo, hallado muy cerca del primero, aportó otras 19 piezas. Ambos pueden verse en el Museo de Zamora.
En Carmarzana de Tera: restos arqueológicos de una villa tardorromana, con estancias decoradas con mosaicos geométricos policromos en buen estado de conservación. Se trata de un conjunto habitacional de cuatro estancias en torno a un patio. Supone un conjunto excepcional dentro de las villas tardorromanas meseteñas.
De "capital" interés
Como la ciudad histórica que es, la ciudad de Zamora se levanta sobre un cerro estratégico, defendido al sur por el río Duero. En plena Ruta de la Plata, el promontorio albergó la antigua mansión romana de 'Ocelo Duri' y se convirtió en baluarte fronterizo de primer orden en las guerras entre los cristianos del norte y los musulmanes del sur.
Fue en la Edad Media cuando la ciudad de Zamora se erigió en protagonista de la historia de España. Desde la lucha entre musulmanes y cristianos, cuando (en el siglo IX) se convierte en baluarte decisivo de la frontera del Duero, hasta la batalla de Toro (1476), tras la que los reyes Isabel y Fernando ponen las bases de lo que será la futura nación española. Entre ambas fechas Zamora fue repoblada, destruida y fortificada de nuevo en numerosas ocasiones, llegando a poseer hasta tres recintos amurallados. En los siglos X y XI fue sede real y de Cortes, y durante el siglo XI protagonista principal de los hechos que relata el Cantar del Mío Cid. De su importancia nos ha quedado un buen rosario de iglesias románicas, de las muchas que existieron en la ciudad. Otro tanto sucede a la ciudad de Toro, sede del monarca Juan II y lugar de celebración de Cortes castellanas en multitud de ocasiones, o a Benavente, ciudad de los condes duques, título que ostentaron los Pimentel, de gran influencia en la historia de nuestro país.
Los tres recintos amurallados que la ciudad poseía hicieron que se la conociera como 'la bien cercada'. De ellos se conservan el castillo, diferentes cubos y puertas, así como largos tramos de muralla, algunos de los cuales, convertidos en mirador, nos ofrecen bellas panorámicas sobre el Duero y los barrios bajos zamoranos... NAZARIO MATOS..