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CASTROVERDE DE CAMPOS: LA TOZUDA FRONTERA DE LOS 120::: PÁGINA Nº 2...

LA TOZUDA FRONTERA DE LOS 120::: PÁGINA Nº 2

¿Seremos algún día inmortales? Jeff Bezos y otros magnates invierten millones en derrotar al envejecimiento y la muerte EL NORTE DE CASTILLACARLOS BENITOMartes, 28 septiembre 2021, 00:02La inmortalidad ha sido desde siempre un sueño del ser humano. Y nos referimos a la inmortalidad literal, en carne y hueso, no a sucedáneos poco convincentes como la gloria artística o militar: como decía Woody Allen, «no quiero seguir viviendo en los corazones de mis compatriotas, quiero vivir en mi apartamento». La fantasía de dar esquinazo a la muerte ha dado lugar a mitos como la fuente de la eterna juventud, la piedra filosofal, el elixir de la vida o los melocotones chinos de la inmortalidad, además de figuras como el vampiro, que encuentra una manera un poco discutible de quedarse entre el aquí y el más allá. Pero, de un tiempo a esta parte, para algunos la inmortalidad ha dejado de ser un sueño y se ha convertido en un proyecto, un objetivo que consideran perfectamente realizable y no muy lejano. Las últimas noticias desde ese campo tienen por protagonista a Jeff Bezos, fundador de Amazon y uno de los dos hombres más ricos del mundo, que ha invertido una porción de sus 200.000 millones de dólares en una compañía biotecnológica centrada en luchar contra el envejecimiento. En esta iniciativa internacional, bautizada como Altos Labs, le acompañan otros multimillonarios como el ruso-israelí Yuri Milner (uno de los primeros inversores en Facebook) y, según ha publicado la revista 'MIT Technology Review', también algunos de los científicos punteros en este terreno, como los españoles Juan Carlos Izpisúa y Manuel Serrano. El interés de los mayores bolsillos de internet por prolongar la vida (empezando, se supone, por la suya propia) no es ni mucho menos nuevo: ya en 2013, los fundadores de Google crearon la empresa Calico, dedicada a estudiar las terapias contra el envejecimiento, y los fundadores de compañías como PayPal y Oracle han realizado cuantiosas donaciones para financiar esta lucha contra la decrepitud y su fatal desenlace. Es una empresa en la que están implicadas personas con planteamientos muy dispares. Si consultamos a los científicos de primera fila, los que se pelean a diario contra las causas del envejecimiento para arrebatar unos cuantos años de vida buena a la muerte, nos encontraremos con una postura optimista pero a la vez prudente, en la que suelen estar proscritas palabras altisonantes como 'inmortalidad'. Aunque parezca una incongruencia e incluso un sarcasmo hablar de esto cuando todavía nos ahoga una pandemia global, resulta evidente que la esperanza de vida ha progresado a un ritmo asombroso (en España, ha pasado de 41 a 83 años en un siglo) y parece también indiscutible que los recientes logros de varios equipos de investigación permiten pronosticar un buen arreón en las próximas décadas. Las experiencias con la telomerasa (que actúa sobre los telómeros, la parte final de los cromosomas, decisiva en el envejecimiento), las modificaciones genéticas o las terapias senolíticas son algunos de esos caminos prometedores hacia una vida más larga y libre de los achaques de la senectud. Pero el combate contra el envejecimiento también cuenta con una vanguardia que nos suena utópica, exagerada, por mucho que quienes la componen se declaren absolutamente realistas. Hablamos de personas como el gerontólogo biomédico inglés Aubrey de Grey, convencido de que ya está entre nosotros la primera persona que va a vivir mil años: según sus cálculos, a finales de esta misma década se va a alcanzar la 'velocidad de escape' de la longevidad, es decir, el punto en el que la esperanza de vida crecerá un año cada año, lo ganado por lo perdido. Otro británico, el 'futurólogo' Ian Pearson, sostiene que los ricos podrán aspirar a la inmortalidad a partir de 2050 y que se generalizará a todos los países y clases sociales allá por 2080. Y en nuestro país tenemos al venezolano-español José Luis Cordeiro, que asegura con aplomo que «la muerte será opcional hacia 2045». Estas doctrinas, englobadas en el movimiento transhumanista, no solo confían en la biomedicina para prolongar la existencia, sino que también contemplan un ramal tecnológico que recuerda aún más a la ciencia ficción: es la idea de volcar nuestra mente (y con ella, se supone, nuestra identidad y nuestra conciencia) en un ordenador y seguir viviendo sin cuerpo orgánico, con acceso a distintos soportes que nos permitan estar físicamente en el mundo. Da vértigo pensar en estas cosas, ¿verdad?,, NAZARIO MATOS,,