LA FIESTA NACIONAL - LOS TOROS DE LIDIA:: PÁGINA Nº 3
En Las Ventas lo mismo se encuentra uno votantes de Vox que de PodemosP: Mucha tela que cortar. Empecemos por los estereotipos sobre el aficionado. ¿Qué le dirías al lector sobre el mundo del toro para que tenga una visión más cabal sobre éste? R: Sobre el aficionado al toro le diría que no es nada en general. Si uno trata de categorizar a un colectivo siempre termina metiendo la pata. Estos intentos forzados por etiquetar sólo se dan alrededor del toro. Nadie se plantea cómo es la gente que escucha a Chopin o acude a las exposiciones de pintura. ¿Se atrevería alguien a decir que son gafapastas? Los toros siguen siendo una fiesta popular, y con esto sólo me refiero a que en ella están representados todos los miembros de la sociedad, de lo que es el pueblo. En una plaza de toros coinciden en igualdad jerárquica el de derechas y el de izquierdas, el hombre y la mujer, el veinteañero 'cayetano' y la moza rural. El marqués, el policía, el cura, el sindicalista, el escritor, el jubilado y el niño de teta… Te diría que en Las Ventas lo mismo se encuentra uno votantes de Vox que de Podemos, aunque a los de Podemos se lo ponen cada vez más difícil. Votar a Podemos, me refiero. Si lo ampliamos a la dimensión real de la fiesta de los toros e incluimos encierros y otras tauromaquias tradicionales, tirando por alto te diría que lo que tienen en común los que allí acuden es que son gente capaz de mirar la muerte de frente. Aunque probablemente estemos estereotipando de nuevo. P: ¿No crees que esta falta de definición es un problema? No me refiero sólo a cómo es el aficionado y sus motivaciones, sino a lo que es la corrida de toros en sí misma. Desde la categorización de lo que es una cosa podemos hacer juicios morales. O determinar que no tiene mucho sentido hacer juicios morales sobre eso que se estudia. No hay dilema moral alguno en permitir que haya gente aficionada al crochet pero sí lo podría haber sobre el espectáculo de gladiadores de la Roma antigua. ¿Crees que para enfrentar el debate sobre la lidia ayudaría si se considerara la tauromaquia un deporte, una tradición, una fiesta popular o una mera afición? R: La tauromaquia está catalogada como un espectáculo público y una manifestación del patrimonio cultural con códigos reconocibles. P: ¿Puedes contarnos qué criterios se usan para catalogarla como patrimonio cultural? R: La cultura es el conjunto de manifestaciones a través de las que se expresa la vida tradicional de un pueblo. Ahí está la tauromaquia en su forma más amplia. Eso se destila en el caso, por ejemplo, de las corridas: una serie de actores ponen en pie un espectáculo que consumen los espectadores en torno a unas reglas, unos códigos tradicionales y una lectura de lo que allí sucede y lo que allí se expresa. Es tan sencillo y tan complejo de explicar como la música o el teatro. Aquí se confunde mucho el debate sobre si los toros son o no cultura con la discusión sobre si son o no son arte, que es un tema continuo y antiguo en todas las disciplinas artísticas. Por ejemplo en pintura se ha discutido si un cuadro en blanco es arte, y aquí nos contemplan Hirst, Kandinski, M agritte... La Unesco habla en la declaración de París la necesidad de proteger la diversidad cultural e incluye expresamente el conjunto de tradiciones, costumbres y creencias que respeten los Derechos Humanos. Es complejo catalogar y defender esto, como lo sería defender la vertiente cultural de Chopin o a Juan Mari Arzak. La equivocación consiste en catalogar las cosas, cuando son sólo los pueblos los que deciden qué es cultura. ,, NAZARIO MATOS.
En Las Ventas lo mismo se encuentra uno votantes de Vox que de PodemosP: Mucha tela que cortar. Empecemos por los estereotipos sobre el aficionado. ¿Qué le dirías al lector sobre el mundo del toro para que tenga una visión más cabal sobre éste? R: Sobre el aficionado al toro le diría que no es nada en general. Si uno trata de categorizar a un colectivo siempre termina metiendo la pata. Estos intentos forzados por etiquetar sólo se dan alrededor del toro. Nadie se plantea cómo es la gente que escucha a Chopin o acude a las exposiciones de pintura. ¿Se atrevería alguien a decir que son gafapastas? Los toros siguen siendo una fiesta popular, y con esto sólo me refiero a que en ella están representados todos los miembros de la sociedad, de lo que es el pueblo. En una plaza de toros coinciden en igualdad jerárquica el de derechas y el de izquierdas, el hombre y la mujer, el veinteañero 'cayetano' y la moza rural. El marqués, el policía, el cura, el sindicalista, el escritor, el jubilado y el niño de teta… Te diría que en Las Ventas lo mismo se encuentra uno votantes de Vox que de Podemos, aunque a los de Podemos se lo ponen cada vez más difícil. Votar a Podemos, me refiero. Si lo ampliamos a la dimensión real de la fiesta de los toros e incluimos encierros y otras tauromaquias tradicionales, tirando por alto te diría que lo que tienen en común los que allí acuden es que son gente capaz de mirar la muerte de frente. Aunque probablemente estemos estereotipando de nuevo. P: ¿No crees que esta falta de definición es un problema? No me refiero sólo a cómo es el aficionado y sus motivaciones, sino a lo que es la corrida de toros en sí misma. Desde la categorización de lo que es una cosa podemos hacer juicios morales. O determinar que no tiene mucho sentido hacer juicios morales sobre eso que se estudia. No hay dilema moral alguno en permitir que haya gente aficionada al crochet pero sí lo podría haber sobre el espectáculo de gladiadores de la Roma antigua. ¿Crees que para enfrentar el debate sobre la lidia ayudaría si se considerara la tauromaquia un deporte, una tradición, una fiesta popular o una mera afición? R: La tauromaquia está catalogada como un espectáculo público y una manifestación del patrimonio cultural con códigos reconocibles. P: ¿Puedes contarnos qué criterios se usan para catalogarla como patrimonio cultural? R: La cultura es el conjunto de manifestaciones a través de las que se expresa la vida tradicional de un pueblo. Ahí está la tauromaquia en su forma más amplia. Eso se destila en el caso, por ejemplo, de las corridas: una serie de actores ponen en pie un espectáculo que consumen los espectadores en torno a unas reglas, unos códigos tradicionales y una lectura de lo que allí sucede y lo que allí se expresa. Es tan sencillo y tan complejo de explicar como la música o el teatro. Aquí se confunde mucho el debate sobre si los toros son o no cultura con la discusión sobre si son o no son arte, que es un tema continuo y antiguo en todas las disciplinas artísticas. Por ejemplo en pintura se ha discutido si un cuadro en blanco es arte, y aquí nos contemplan Hirst, Kandinski, M agritte... La Unesco habla en la declaración de París la necesidad de proteger la diversidad cultural e incluye expresamente el conjunto de tradiciones, costumbres y creencias que respeten los Derechos Humanos. Es complejo catalogar y defender esto, como lo sería defender la vertiente cultural de Chopin o a Juan Mari Arzak. La equivocación consiste en catalogar las cosas, cuando son sólo los pueblos los que deciden qué es cultura. ,, NAZARIO MATOS.