CASTROVERDE DE CAMPOS: PÁGINA Nº 2....

PÁGINA Nº 2.

Laura Sutil

Yo me acuerdo de salir del colegio y venir a la oficina.

También lo hacía todas las mañanas de verano, cuando teníamos vacaciones del colegio. Me gustaba pasar el tiempo aquí con mis padres”.

La vocación estaba clara en el caso de Alberto Ruiz.

Hoy tiene 26 años y desde que cumplió los 18 regenta junto a sus padres -JUANMA y MARIBEL- la Delegación de MAPFRE en la localidad cacereña de Logrosán.

Sin embargo, para encontrar el germen de esta vocación y, claro está, del negocio familiar tenemos que viajar hasta principios de la década de los setenta cuando RAMONA ABRIL, madre de JUANMA y mujer con un arrojo sobrenatural para lo que se le suponía en aquellos tiempos, convenció al progenitor de la familia para informarse sobre una publicación que había visto en el periódico.

En ella, se anunciaba que MAPFRE buscaba delegados en las áreas rurales por la zona. “Mi padre no quería, pero ella lo tenía claro.

Consiguió llevarse un día a mi padre a Cáceres y en mayo de 1973 comenzaron con el negocio”, relata JUANMA RUIZ.

“Yo recuerdo a mi abuela todo el día de aquí para allá con su coche, yendo a visitar clientes, llevando los papeles de los seguros casa por casa”, cuenta Alberto Ruiz que, aunque aún era demasiado pequeño en aquel entonces, tiene claro que la figura de su abuela ha sido fundamental en su decisión de seguir con el negocio familiar.

“Quizás ese fue el éxito de mi abuela: no tuvo límites ni le puso obstáculos al trabajo.

Ella ha luchado, nos ha enseñado y nos ha inculcado las ganas de luchar por la zona y por nuestro pueblo”, reflexiona el joven mientras repasa algunas páginas de revistas de los noventa, ya ajadas por el paso del tiempo, en las que se habla de los reconocimientos de la abuela RAMONA, o como se la conocía entonces, DOÑA RAMONA.

Esa lucha diaria por el pueblo y por sus vecinos, muy presente en la filosofía de la abuela, es hoy el principal motor que mueve a ALBERTO RUIZ.

Él es la “savia nueva” de la Delegación, en palabras de sus propios padres y, por ello, imprime en el día a día en su trabajo los rasgos propios de su generación, al mismo tiempo que lleva bien aprendidas las lecciones que ha ido observando desde niño.

“Pensábamos que era muy joven cuando empezó, pero venía con ganas y tenía claro que quería seguir nuestro camino”, cuenta MARIBEL EXPÓSITO con un halo de orgullo en su mirada.