PÁGINA Nº 9.
Vocales - Vocales
Según Navarro Tomás, los fonemas vocálicos /a/, /e/ y /o/ presentan diferentes alófonos.
En todas las variantes del español hay cinco vocales fonológicas: /a e i o u/. La /e/ y /o/ son vocales medias, ni cerradas ni abiertas, pero pueden tender a cerrarse y abrirse [e], [ɛ], [o] y [ɔ] dependiendo de su posición y de las consonantes por las que se hallen trabadas.
Sin embargo, estos sonidos no suponen en la mayor parte de variedades un rasgo distintivo, a diferencia de lo que pasa en catalán, en gallego, en portugués, en francés, en occitano y en italiano; en español estos sonidos son por tanto alófonos.
No obstante, en las variedades del sureste de la península ibérica (andaluz oriental y murciano) el rasgo de abertura es fonológico, y por tanto esos geolectos poseen hasta 10 vocales en oposición (singular [el 'pero] / plural [lɔ perɔ]).
Las vocales /e/ y /o/ presentan unos alófonos algo abiertos, muy aproximados a [ɛ] y [ɔ], en las siguientes posiciones:
En contacto con el sonido de doble erre (“rr”) /r/, como en “perro”, “torre”, “remo”, “roca”.
Cuando van precediendo al sonido /x/, como en “teja”, “hoja”.
Cuando van formando parte de un diptongo decreciente, como en “peine”, “boina”.
Además, el alófono abierto de /o/ se produce en toda sílaba que se encuentre trabada por consonante y el alófono abierto de /e/ aparece cuando se haya trabado por cualquier consonante que no sea /d/, /m/ y /n/: “pelma”, “pesca”, “pez”, “costa”, “olmo”.
El fonema /a/ presenta tres variedades alofónicas:
Una variedad palatal, cuando precede a consonantes palatales, como en “malla”, “facha”, “despacho”.
Otra variante velarizada se produce cuando precede a las vocales /o/, /u/ o a las consonantes /l/, /x/: “ahora”, “pausa”, “palma”, “maja”.
Una variante media, que se realiza en los contornos no expresados en los párrafos anteriores: “caro”, “compás”, “sultán”.
Tanto /i/ como /u/ pueden funcionar también como semivocales ([i^] y [u^]) en posición postnuclear de sílaba y como semiconsonantes ([j̞] y [w̞]) en posición pre nuclear.
En el español existe una pronunciada tendencia antihiática que con frecuencia convierte en diptongos los hiatos en una pronunciación relajada, como héroe ['e.ɾo. e]-['e.ɾwe], o línea ['li. ne. a]-['li. nja].
Además en español todas las vocales pueden nasalizarse al encontrarse trabadas por una consonante nasal dando como resultado [ã], [ẽ], [ĩ], [õ] y [ũ]. Este rasgo es más destacado en unas variedades lingüísticas que en otras.
En diversos dialectos del español del sureste de España, como el andaluz oriental y el murciano, entre otros, se distinguen entre 8 y 10 vocales, e incluso 15 si se cuentan las vocales nasales, las cuales están muy presentes en estos dialectos; este fenómeno va a veces acompañado de armonía vocálica.
Cualquier vocal al hallarse trabada por una “s” (muda), o por las demás consonantes (mudas), dan como resultado las siguientes vocales /ɑ/, /ɛ/, /ɪ/, /ɔ/ y /ʊ/; formándose así los siguientes pares vocálicos: /a/-/ɑ/, /e/-/ɛ/, /i/-/ɪ/, /o/-/ɔ/ y /u/-/ʊ/.
Estos pares vocálicos son distintivos en estos dialectos, como hasta y asta /ɑt̪a/ - ata (verbo atar) /at̪a/, mes /mɛ/ - me /me/, los /lɔ/ - lo /lo/.[cita requerida]
A diferencia de lo anterior, el español de México pronuncia las vocales átonas de una forma débil o sorda, principalmente en contacto con el sonido /s/. Dándose el caso que las palabras pesos, pesas y peces tengan la misma pronunciación ['pesə̥s].
Consonantes::
Todas las variedades de español distinguen un mínimo de 22 fonemas, cinco de los cuales corresponden a vocales (/a e i o u/) y 17 a consonantes (/b s k d f g x l m n ɲ p r ɾ t ʧ ʝ/). Algunas variedades pueden poseer un mayor número de fonemas; por ejemplo, en la península ibérica la mayoría de dialectos tienen la presencia adicional de /θ/ y en algunos hablantes de varias zonas de España y América además persiste el fonema /ʎ/ (que estaba presente en español medieval).
Sin embargo el número de sonidos o alófonos (que no necesariamente son fonológicamente distintivos) es notoriamente superior en todas las variedades de español, para ver una lista de algunos puede consultarse transcripción fonética del español. Las diferencias fonológicas dialectales, debidas en su mayoría a diferencias en las consonantes, son las siguientes:
Ningún dialecto del español hace la distinción espontánea entre la pronunciación de las letras “b” y “v”. Esta falta de distinción se conoce como betacismo.
Sin embargo hay que tener en cuenta que en algunos países, particularmente Chile, se presiona mucho a los niños en la escuela para que pronuncien la 'v' como labiodental, por ello, uno puede encontrarse ocasionalmente con esta pronunciación (percibida por muchos como afectada), especialmente en los medios de comunicación.
La pronunciación de la “v” como fonema bilabial oclusivo o fricativo, idéntico al de “b”, es compartida también con el gallego, sardo y varios dialectos del catalán y del occitano, entre otros.
Una posible causa de esta peculiaridad es la influencia del sustrato lingüístico vascoide, lo que explicaría su extensión en estas lenguas citadas a partir de un foco vasco-pirenaico.
Otra posible explicación, más bien estructural, es que aunque el latín tenía la letra 'v' que en realidad era solamente una variante escrita de la 'u' semivocal, esta se pronunciaba /w/ y evolucionó en otras lenguas romances hacia /v/.
Por otro lado, la fricativización de /b/, común en todas las lenguas romances, dio lugar a los alófonos /b/ oclusivo y /β/ fricativo.
El segundo tiene cierto parecido con la aproximante /w/, con lo que la 'v' [w] latina habría pasado directamente a [b, β] en español.
No obstante, existe el sonido /v/ en español cuando una “f” está en contacto con una consonante sonora, del mismo modo ocurre una sonorización de /s/ y /θ/ al estar en contacto con una consonante sonora tornándose /z/ y /ð/, respectivamente.
Ejemplo: Dafne ['davne], [roz'β̞iv ð̞e teɾ'neɾa].
En general, existe confusión entre la “y” consonántica, pronunciada [ʝ], [ɟ], [ʒ] o [ʃ], y la “ll”, originalmente [ʎ], salvo en diversas zonas de España (en regresión) y, en América, en el español paraguayo y en los dialectos con sustratos de lenguas en que existe dicha diferencia, como en las zonas bilingües español-quechua o español-aimara.
Esta falta de distinción se conoce como yeísmo.
En la mayoría de variedades de América y sur de España /s/ es un sonido laminoalveolar, mientras que en otras variedades americanas (la mayoría de Perú, Bolivia, zonas dispersas de Colombia, México, Venezuela y República Dominicana) y en el centro y norte de España la /s/ es apicodental [s̪].[cita requerida]
Se considera característica particular y singular de la lengua española la representación de la consonante /ɲ/ mediante la letra “ñ” (procedente de los grupos latinos nn y niV que en la Edad Media comenzó a abreviarse como una “n” con una tilde (~) encima que luego tomó la forma ondulada representando su pronunciación palatal), aunque también existe en muchas más lenguas del mundo: asturleonés, el aragonés, el bretón y el gallego, el guaraní, el mapudungun, el mixteco, el otomí y el quechua en América, el bubi en África o el chamorro en Oceanía.
En el español de Yucatán la letra “ñ” se pronuncia [nj] en vez de [ɲ], y por ello a veces se transcribe como “ni”.
EL ESPAÑOL DE ESPAÑA, salvo CANARIAS y gran parte de ANADALUCÍA, distingue entre [θ] (escrito 'z' o 'ce', 'ci') y [s]: casa ['kasa], caza ['kaθa].
La mayoría de los dialectos registra una pérdida más o menos avanzada de la /-s/ implosiva (postvocálica o en coda silábica), un fenómeno típico de las 'tierras bajas' americanas, en un proceso parecido al del francés medieval.
Las excepciones son México (salvo algunas zonas costeras del Caribe), mitad norte de España (donde empieza a aparecer) y en la zona andina (especialmente en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia).[cita requerida]
Por influencia del náhuatl el español de México pronuncia los dígrafos “tz” y “tl” como sonidos africados: un sonido africado alveolar sordo /t͡s/ y otro africado alveolar lateral sordo /t͡ɬ/, respectivamente.
El primero de ellos solo aparece en términos nativos, el segundo se aplica ahora a palabras que no son préstamos como Atlántico o Nestlé. Nótese que Atlántico y Nestlé se pronuncian [a.'t͡ɬan. ti. ko] y [nes.'t͡ɬe] en México, mientras que en España se pronuncian [ad.'lan. ti. ko] y [nes.'le], respectivamente.
Por otro lado, dado que la letra “x” representa los sonidos [ks], [gs], [s], [x] y [ʃ] en el español de México, puede haber varias pronunciaciones para la misma palabra. Por ejemplo, xenofobia se pronuncia como [seno'foβia], [ʃeno'foβia] o aun [xeno'foβia].
Esta última pronunciación ha quedado registrada en los discursos de varios diplomáticos y escritores mexicanos, tales como Adolfo López Mateos, Alfonso Reyes Ochoa y otros. De igual forma, xilocaína se pronuncia [xiloka'ina], y xilófono llega a ser pronunciada como [si'lofono] o [ʃi'lofono].
Vocales - Vocales
Según Navarro Tomás, los fonemas vocálicos /a/, /e/ y /o/ presentan diferentes alófonos.
En todas las variantes del español hay cinco vocales fonológicas: /a e i o u/. La /e/ y /o/ son vocales medias, ni cerradas ni abiertas, pero pueden tender a cerrarse y abrirse [e], [ɛ], [o] y [ɔ] dependiendo de su posición y de las consonantes por las que se hallen trabadas.
Sin embargo, estos sonidos no suponen en la mayor parte de variedades un rasgo distintivo, a diferencia de lo que pasa en catalán, en gallego, en portugués, en francés, en occitano y en italiano; en español estos sonidos son por tanto alófonos.
No obstante, en las variedades del sureste de la península ibérica (andaluz oriental y murciano) el rasgo de abertura es fonológico, y por tanto esos geolectos poseen hasta 10 vocales en oposición (singular [el 'pero] / plural [lɔ perɔ]).
Las vocales /e/ y /o/ presentan unos alófonos algo abiertos, muy aproximados a [ɛ] y [ɔ], en las siguientes posiciones:
En contacto con el sonido de doble erre (“rr”) /r/, como en “perro”, “torre”, “remo”, “roca”.
Cuando van precediendo al sonido /x/, como en “teja”, “hoja”.
Cuando van formando parte de un diptongo decreciente, como en “peine”, “boina”.
Además, el alófono abierto de /o/ se produce en toda sílaba que se encuentre trabada por consonante y el alófono abierto de /e/ aparece cuando se haya trabado por cualquier consonante que no sea /d/, /m/ y /n/: “pelma”, “pesca”, “pez”, “costa”, “olmo”.
El fonema /a/ presenta tres variedades alofónicas:
Una variedad palatal, cuando precede a consonantes palatales, como en “malla”, “facha”, “despacho”.
Otra variante velarizada se produce cuando precede a las vocales /o/, /u/ o a las consonantes /l/, /x/: “ahora”, “pausa”, “palma”, “maja”.
Una variante media, que se realiza en los contornos no expresados en los párrafos anteriores: “caro”, “compás”, “sultán”.
Tanto /i/ como /u/ pueden funcionar también como semivocales ([i^] y [u^]) en posición postnuclear de sílaba y como semiconsonantes ([j̞] y [w̞]) en posición pre nuclear.
En el español existe una pronunciada tendencia antihiática que con frecuencia convierte en diptongos los hiatos en una pronunciación relajada, como héroe ['e.ɾo. e]-['e.ɾwe], o línea ['li. ne. a]-['li. nja].
Además en español todas las vocales pueden nasalizarse al encontrarse trabadas por una consonante nasal dando como resultado [ã], [ẽ], [ĩ], [õ] y [ũ]. Este rasgo es más destacado en unas variedades lingüísticas que en otras.
En diversos dialectos del español del sureste de España, como el andaluz oriental y el murciano, entre otros, se distinguen entre 8 y 10 vocales, e incluso 15 si se cuentan las vocales nasales, las cuales están muy presentes en estos dialectos; este fenómeno va a veces acompañado de armonía vocálica.
Cualquier vocal al hallarse trabada por una “s” (muda), o por las demás consonantes (mudas), dan como resultado las siguientes vocales /ɑ/, /ɛ/, /ɪ/, /ɔ/ y /ʊ/; formándose así los siguientes pares vocálicos: /a/-/ɑ/, /e/-/ɛ/, /i/-/ɪ/, /o/-/ɔ/ y /u/-/ʊ/.
Estos pares vocálicos son distintivos en estos dialectos, como hasta y asta /ɑt̪a/ - ata (verbo atar) /at̪a/, mes /mɛ/ - me /me/, los /lɔ/ - lo /lo/.[cita requerida]
A diferencia de lo anterior, el español de México pronuncia las vocales átonas de una forma débil o sorda, principalmente en contacto con el sonido /s/. Dándose el caso que las palabras pesos, pesas y peces tengan la misma pronunciación ['pesə̥s].
Consonantes::
Todas las variedades de español distinguen un mínimo de 22 fonemas, cinco de los cuales corresponden a vocales (/a e i o u/) y 17 a consonantes (/b s k d f g x l m n ɲ p r ɾ t ʧ ʝ/). Algunas variedades pueden poseer un mayor número de fonemas; por ejemplo, en la península ibérica la mayoría de dialectos tienen la presencia adicional de /θ/ y en algunos hablantes de varias zonas de España y América además persiste el fonema /ʎ/ (que estaba presente en español medieval).
Sin embargo el número de sonidos o alófonos (que no necesariamente son fonológicamente distintivos) es notoriamente superior en todas las variedades de español, para ver una lista de algunos puede consultarse transcripción fonética del español. Las diferencias fonológicas dialectales, debidas en su mayoría a diferencias en las consonantes, son las siguientes:
Ningún dialecto del español hace la distinción espontánea entre la pronunciación de las letras “b” y “v”. Esta falta de distinción se conoce como betacismo.
Sin embargo hay que tener en cuenta que en algunos países, particularmente Chile, se presiona mucho a los niños en la escuela para que pronuncien la 'v' como labiodental, por ello, uno puede encontrarse ocasionalmente con esta pronunciación (percibida por muchos como afectada), especialmente en los medios de comunicación.
La pronunciación de la “v” como fonema bilabial oclusivo o fricativo, idéntico al de “b”, es compartida también con el gallego, sardo y varios dialectos del catalán y del occitano, entre otros.
Una posible causa de esta peculiaridad es la influencia del sustrato lingüístico vascoide, lo que explicaría su extensión en estas lenguas citadas a partir de un foco vasco-pirenaico.
Otra posible explicación, más bien estructural, es que aunque el latín tenía la letra 'v' que en realidad era solamente una variante escrita de la 'u' semivocal, esta se pronunciaba /w/ y evolucionó en otras lenguas romances hacia /v/.
Por otro lado, la fricativización de /b/, común en todas las lenguas romances, dio lugar a los alófonos /b/ oclusivo y /β/ fricativo.
El segundo tiene cierto parecido con la aproximante /w/, con lo que la 'v' [w] latina habría pasado directamente a [b, β] en español.
No obstante, existe el sonido /v/ en español cuando una “f” está en contacto con una consonante sonora, del mismo modo ocurre una sonorización de /s/ y /θ/ al estar en contacto con una consonante sonora tornándose /z/ y /ð/, respectivamente.
Ejemplo: Dafne ['davne], [roz'β̞iv ð̞e teɾ'neɾa].
En general, existe confusión entre la “y” consonántica, pronunciada [ʝ], [ɟ], [ʒ] o [ʃ], y la “ll”, originalmente [ʎ], salvo en diversas zonas de España (en regresión) y, en América, en el español paraguayo y en los dialectos con sustratos de lenguas en que existe dicha diferencia, como en las zonas bilingües español-quechua o español-aimara.
Esta falta de distinción se conoce como yeísmo.
En la mayoría de variedades de América y sur de España /s/ es un sonido laminoalveolar, mientras que en otras variedades americanas (la mayoría de Perú, Bolivia, zonas dispersas de Colombia, México, Venezuela y República Dominicana) y en el centro y norte de España la /s/ es apicodental [s̪].[cita requerida]
Se considera característica particular y singular de la lengua española la representación de la consonante /ɲ/ mediante la letra “ñ” (procedente de los grupos latinos nn y niV que en la Edad Media comenzó a abreviarse como una “n” con una tilde (~) encima que luego tomó la forma ondulada representando su pronunciación palatal), aunque también existe en muchas más lenguas del mundo: asturleonés, el aragonés, el bretón y el gallego, el guaraní, el mapudungun, el mixteco, el otomí y el quechua en América, el bubi en África o el chamorro en Oceanía.
En el español de Yucatán la letra “ñ” se pronuncia [nj] en vez de [ɲ], y por ello a veces se transcribe como “ni”.
EL ESPAÑOL DE ESPAÑA, salvo CANARIAS y gran parte de ANADALUCÍA, distingue entre [θ] (escrito 'z' o 'ce', 'ci') y [s]: casa ['kasa], caza ['kaθa].
La mayoría de los dialectos registra una pérdida más o menos avanzada de la /-s/ implosiva (postvocálica o en coda silábica), un fenómeno típico de las 'tierras bajas' americanas, en un proceso parecido al del francés medieval.
Las excepciones son México (salvo algunas zonas costeras del Caribe), mitad norte de España (donde empieza a aparecer) y en la zona andina (especialmente en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia).[cita requerida]
Por influencia del náhuatl el español de México pronuncia los dígrafos “tz” y “tl” como sonidos africados: un sonido africado alveolar sordo /t͡s/ y otro africado alveolar lateral sordo /t͡ɬ/, respectivamente.
El primero de ellos solo aparece en términos nativos, el segundo se aplica ahora a palabras que no son préstamos como Atlántico o Nestlé. Nótese que Atlántico y Nestlé se pronuncian [a.'t͡ɬan. ti. ko] y [nes.'t͡ɬe] en México, mientras que en España se pronuncian [ad.'lan. ti. ko] y [nes.'le], respectivamente.
Por otro lado, dado que la letra “x” representa los sonidos [ks], [gs], [s], [x] y [ʃ] en el español de México, puede haber varias pronunciaciones para la misma palabra. Por ejemplo, xenofobia se pronuncia como [seno'foβia], [ʃeno'foβia] o aun [xeno'foβia].
Esta última pronunciación ha quedado registrada en los discursos de varios diplomáticos y escritores mexicanos, tales como Adolfo López Mateos, Alfonso Reyes Ochoa y otros. De igual forma, xilocaína se pronuncia [xiloka'ina], y xilófono llega a ser pronunciada como [si'lofono] o [ʃi'lofono].