S. RAMOS, CAZURRA Ciento cuarenta kilos era el peso del cerdo sacrificado por la Asociación «San Martín» de Cazurra para celebrar por todo lo alto durante el fin de semana a San Antonio Abad, patrono de los animales domésticos. La pertinaz aunque fina lluvia que caía desde primeras horas de la mañana no impidió a los socios de la agrupación comenzar bien pronto las tareas ayudando al matarife, José María Casas, a arrastrar y colocar el marrano sobre el banco para continuar, una vez muerto, con el chamuscado de la piel y la apertura en canal para rescatar de su interior «las partes nobles» de un animal del que se aprovecha todo, como cuenta el dicho «del cerdo, hasta los andares».
Sin embargo, ayer el rito de la matanza alivió bastante las tareas en las que tradicionalmente se empleaban las mujeres, el lavado de las tripas: «No vamos a hacer chorizo y nos lo vamos a comer todo entero y en fresco entre hoy y mañana», explicaban algunas socias como Ana, Mari, Nati, José Luis, Demetrio, Guzmán e Isidro. «El colesterol lo hemos dejado durante todo el fin de semana en casa».
Y mientras los hombres acababan de deshacer el animal, un retén de mujeres se afanaban en tener todo a punto para cocinar la «sanantonada» que sirvió de almuerzo para cerca de 80 personas y en la que no faltaba, acompañando a las alubias, los pies, orejas y careta del sacrificado. Como colofón la chanfaina y el hígado, aderezada con ajo, cebolla y laurel servía de degustación en el primer tramo del convite, al que seguía para la cena la sopa de ajo y la carne asada.
Para hoy domingo, la fiesta continúa con la salida en procesión del santo, a cargo de la Cofradía del Santísimo, que utilizará el mismo carretillo para portar la imagen que se utiliza para sacar a San Martino, patrono de la localidad. Al mediodía, la comida popular girará de nuevo en torno al cerdo, esta vez con los huesos guisados con patatas de primer plato y con las chichas de segundo.
La ocasión servía a los vecinos de Cazurra para rememorar otras épocas, cuando la matanza era cuestión de supervivencia. El alimento que proporcionaba el cerdo era fundamental para la manutención de una familia y también de los trabajadores contratados para desarrollar las labores del campo. «En aquel entonces las mujeres lavábamos las tripas sacando agua de los pozos, porque no había agua corriente. Nos salían sabañones por el frío». En aquel entonces estaban nítidamente repartidas las tareas de correspondían a hombres y mujeres.
La Asociación San Martín de Cazurra, con cien socios, mantiene desde hace muchos años la costumbre de hacer un ameno programa durante la semana cultural en este pequeño pueblo de Tierra del Vino que se desarrolla en la primera semana de agosto.
Sin embargo, ayer el rito de la matanza alivió bastante las tareas en las que tradicionalmente se empleaban las mujeres, el lavado de las tripas: «No vamos a hacer chorizo y nos lo vamos a comer todo entero y en fresco entre hoy y mañana», explicaban algunas socias como Ana, Mari, Nati, José Luis, Demetrio, Guzmán e Isidro. «El colesterol lo hemos dejado durante todo el fin de semana en casa».
Y mientras los hombres acababan de deshacer el animal, un retén de mujeres se afanaban en tener todo a punto para cocinar la «sanantonada» que sirvió de almuerzo para cerca de 80 personas y en la que no faltaba, acompañando a las alubias, los pies, orejas y careta del sacrificado. Como colofón la chanfaina y el hígado, aderezada con ajo, cebolla y laurel servía de degustación en el primer tramo del convite, al que seguía para la cena la sopa de ajo y la carne asada.
Para hoy domingo, la fiesta continúa con la salida en procesión del santo, a cargo de la Cofradía del Santísimo, que utilizará el mismo carretillo para portar la imagen que se utiliza para sacar a San Martino, patrono de la localidad. Al mediodía, la comida popular girará de nuevo en torno al cerdo, esta vez con los huesos guisados con patatas de primer plato y con las chichas de segundo.
La ocasión servía a los vecinos de Cazurra para rememorar otras épocas, cuando la matanza era cuestión de supervivencia. El alimento que proporcionaba el cerdo era fundamental para la manutención de una familia y también de los trabajadores contratados para desarrollar las labores del campo. «En aquel entonces las mujeres lavábamos las tripas sacando agua de los pozos, porque no había agua corriente. Nos salían sabañones por el frío». En aquel entonces estaban nítidamente repartidas las tareas de correspondían a hombres y mujeres.
La Asociación San Martín de Cazurra, con cien socios, mantiene desde hace muchos años la costumbre de hacer un ameno programa durante la semana cultural en este pequeño pueblo de Tierra del Vino que se desarrolla en la primera semana de agosto.