M. J. F. La escalada imparable del desempleo no ha hecho distinciones y aunque los índices más elevados se concentran en los núcleos de población de mayor tamaño de la provincia, el paro también ha afectado a los municipios más pequeños del medio rural, a pesar de su alta tasa de despoblación y de envejecimiento. Según los últimos datos del Servicio Público de Empleo Estatal (Sepes), el 84% de los 247 municipios de la provincia, lo que equivale a más de ocho de cada diez, han multiplicado la cifra de vecinos que carecen de trabajo desde 2007, año en el que se se sitúa el comienzo de la crisis económica.
De hecho, un buen número de localidades de la provincia, más de una decena, han duplicado su volumen de desempleados. Algunos de los núcleos que se encuentran en esta situación son Arcenillas, que ha pasado de 13 parados en 2007 a los 28 recogidos en las listas de las oficinas de Empleo durante el pasado mes de abril. Lo mismo ocurre en Bretocino, con 17 desocupados frente a los seis de hace cuatro años; Casaseca de las Chanas, que pasa de 13 a 33; Cobreros, de 13 a 32; Fresno de la Ribera, de 12 a 23; Guarrate, de ocho a 15; Hermisende, de nueve a 21; o El Maderal, de dos a cuatro, entre otros. En otros municipios el aumento de la cifra de personas que ha perdido su empleo es mayor y llega a triplicarse. Este es el caso del Cubo del Vino, que cerró el pasado mes de abril con 38 parados, frente a los 12 con los que contaba en 2007. El volumen de desempleados también se multiplica por tres en Mahíde, con 19 parados frente a los seis de hace cuatro años; Mayalde, que pasa de cinco a 16 desempleados; o Morales de Toro, que pasa de 34 a 100 desocupados.
A pesar de que la mayor parte de los municipios zamoranos han sufrido los efectos del paro, 24 núcleos de población no sólo logran esquivar la sangría sino que experimentan un ligero descenso de desempleados. En esta privilegiada situación se encuentran Brime de Urz, con nueve parados a finales del pasado mes de septiembre, tres menos que en 2007. Bustillo del Oro pasa de seis a tres desocupados, Castronuevo, de 15 a 14; Cernadilla, de tres a dos; Cuelgamures, de once a siete; o Entrala, de diez a ocho. Uno de los municipios que registra un mayor descenso es Moraleja de Sayago, con seis parados menos, Pinilla de Toro, que pasa de doce a siete, o Vegalatrave, de diez a cinco.
En otras 14 poblaciones de la provincia, la cifra de parados no registra variaciones y es idéntica a la de hace cuatro años. Este es el caso de Argujillo, con 13 parados; Arquillinos, con cinco; Cerecinos de Campos, con once; Cotanes del Monte, con uno; Fariza, con 20; o Friera de Valverde, con siete. En esta situación también se encuentran Justel, con un desempleado; Losacio, con dos; Manzanal del Barco, con cuatro; Piedrahíta de Castro, con ocho, Quintanilla de Olmedo, con dos; o Santa María de la Vega, con 26. Vallesa de la Guareña registra un parado, una cifra similar a la que registraba en 2007; lo mismo que Videmala, con seis.
De hecho, un buen número de localidades de la provincia, más de una decena, han duplicado su volumen de desempleados. Algunos de los núcleos que se encuentran en esta situación son Arcenillas, que ha pasado de 13 parados en 2007 a los 28 recogidos en las listas de las oficinas de Empleo durante el pasado mes de abril. Lo mismo ocurre en Bretocino, con 17 desocupados frente a los seis de hace cuatro años; Casaseca de las Chanas, que pasa de 13 a 33; Cobreros, de 13 a 32; Fresno de la Ribera, de 12 a 23; Guarrate, de ocho a 15; Hermisende, de nueve a 21; o El Maderal, de dos a cuatro, entre otros. En otros municipios el aumento de la cifra de personas que ha perdido su empleo es mayor y llega a triplicarse. Este es el caso del Cubo del Vino, que cerró el pasado mes de abril con 38 parados, frente a los 12 con los que contaba en 2007. El volumen de desempleados también se multiplica por tres en Mahíde, con 19 parados frente a los seis de hace cuatro años; Mayalde, que pasa de cinco a 16 desempleados; o Morales de Toro, que pasa de 34 a 100 desocupados.
A pesar de que la mayor parte de los municipios zamoranos han sufrido los efectos del paro, 24 núcleos de población no sólo logran esquivar la sangría sino que experimentan un ligero descenso de desempleados. En esta privilegiada situación se encuentran Brime de Urz, con nueve parados a finales del pasado mes de septiembre, tres menos que en 2007. Bustillo del Oro pasa de seis a tres desocupados, Castronuevo, de 15 a 14; Cernadilla, de tres a dos; Cuelgamures, de once a siete; o Entrala, de diez a ocho. Uno de los municipios que registra un mayor descenso es Moraleja de Sayago, con seis parados menos, Pinilla de Toro, que pasa de doce a siete, o Vegalatrave, de diez a cinco.
En otras 14 poblaciones de la provincia, la cifra de parados no registra variaciones y es idéntica a la de hace cuatro años. Este es el caso de Argujillo, con 13 parados; Arquillinos, con cinco; Cerecinos de Campos, con once; Cotanes del Monte, con uno; Fariza, con 20; o Friera de Valverde, con siete. En esta situación también se encuentran Justel, con un desempleado; Losacio, con dos; Manzanal del Barco, con cuatro; Piedrahíta de Castro, con ocho, Quintanilla de Olmedo, con dos; o Santa María de la Vega, con 26. Vallesa de la Guareña registra un parado, una cifra similar a la que registraba en 2007; lo mismo que Videmala, con seis.