Era una fría tarde de enero, como la calle estaba cubierta de nieve. No se podía salir a jugar al parque, y por ello. Vera estaba enfadada. Su abuela le dijo. No te preocupes, vamos a recoger el nacimiento. Vera, se acercó a él. Para contemplar una vez mas, aquella figuritas que tanto le llamaba la atención. Sobre todo, aquel burrito que iba cargado con sandías. Ella, aunque tenía solo siete años, sabía que en su pueblo no había sandías en el invierno. Pero como el niño Jesús nació muy lejos, allí ... (ver texto completo)