Como
barco velero que suelta sus velas al viento, para navegar sobre la
mar. Comenzó la mañana. Después de campar alegremente por los
campos de
El Piñero los dos novillo, era hora de que el velero plegará sus velas. Los
pinos de el Monruelo veían como por los
caminos iban los
caballos al paso de regreso. Los
coches volvían sin acelerones, y las
sombras de los pinos del Montico encontraban el sosiego. Los álamos y chopos del
molino viento que habían estado peinando el aire toda la mañana, comenzaban
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