ROMANCE
Lucía el sol de mañana
y ella nacía tan bella
de suave
color vestida,
con suave tacto de seda.
Vi con caricias que el viento
a delicada belleza
de pétalos amarillos,
la enamora y la festeja.
Era una temprana rosa,
de las mil rosas que llenan
los abrileños
jardines
y de los
ríos riberas.
De corta vida milagro,
esperanza de quien sueña,
símbolo de
juventud,
alegría de la espera.
Sentimientos de pudor
de vivencias tempraneras.
Causa pena conocer
tu corta vida, princesa.
Noemí
Liras para una rosa amarilla
En lengua de las
flores
con tu belleza, tu color y esencia,
alientas los amores.
De impecable presencia,
brillabas en "La edad de la inocencia".
Gentil y bella rosa,
ambarina, tacto de terciopelo,
embriagas olorosa.
Del jardinero anhelo,
que nos eleve de la tierra al
cielo.
De estar es tu elegancia,
admiración, cariño de
amistad,
y tu grácil prestancia,
regalo de bondad,
te engrandecen de amor y dignidad.
Noemí
No me importa que la
mar esté iracunda
ni me importa que la bruma oculte el sol,
que de amantes la tierra esté vacía...
¡Nadie mata el amor!
Mientras brillen esos ojos tras las lágrimas
después de la pasión,
mientras tu boca se funda con mi boca,
¡Nadie mata el amor!.
Mientras que en una tarde calurosa
la cigarra cante al son,
mientras que de la rosa libe su perfume
¡Nadie mata el amor!.
Mientras que la sonrisa de mi madre
me alegre el alma y avive el corazón,
mientras tú de susurros me enamores
¡Nadie mata el amor!.
Mientras que me cobijes en tu pecho
cuando imploro perdón,
mientras que con tus versos me emociones,
¡Nadie mata el amor!.
Noemí
Al estilo becqueriano