¡Qué bellos son los
colores
de mi manta zamorana!.
Esmeralda cual la hierba
de las orillas del Duero
y el rojo
color cereza.
El tostado es de la tierra;
recuerda el
atardecer,
y el negro es como la
noche
tan oscura y sin estrellas.
Mirad si sería bella,
que la eligió Campoamor,
y con ella cobijó
los pies de la hermosa dama
que le robó el corazón.
Viajaba en
tren expreso
la belleza parisina,
y el romántico galante
la cuidó como a una diva.
¡Nunca pudo imaginar
la pérfida mala suerte
que el destino solapado
y por cómplice la muerte,
le esperaba en la frontera!.
Mas la manta zamorana,
aún guardaba en sus colores
el perfume de la bella.
Noemí.
ROMANCILLO BASADO EN EL POEMÓN DE CAMPOAMOR
La vi, la vi, la vi,
la vi en el tren expreso
entre el humo y los ruidos
admiré su cabello.
Me miró sonrïente
¿Me miró desde lejos?
¿Desde esa lejanía
que hace crudo el
invierno?
El calor del vagón
animó mi deseo,
deseo de mirarla,
deseo de mi anhelo
de arroparla y tener
sus labios de mí presos.
Sus labios tan callados
sus labios por mí muertos,
muertos de amor sus ojos
aunque de amor incierto,
incierto cual mi mundo,
vacío de deseos.
Mi manta de
Zamora
cobijó sus pies bellos
ateridos, temblantes
y yo muerto de celos;
porque la hermosa prenda
con color de
cerezos
rozaba piel sublime
del amor de mis sueños.
¿Ahora dónde estarás?
¿Cómo te trató el tiempo?
Seguro tus arrugas
delatan sufrimientos.
Noemí