Te acaricio, me pareces humano,
te maltrato, cuando muerta de sueño,
en el suelo dejas de ser mi dueño
y sigues siendo amante,
amigo, hermano....
Muchas
noches has presumido ufano
de tenerme enganchada muy risueño.
Muchas noches, leyendo con empeño
ha llegado la aurora más temprano.
Disfrutaba evadida en tus relatos
de
paisajes, historias, aventura,
que me llenaban deliciosos ratos.
Y te juro que a veces tu cultura
trocaba el gozo de momentos gratos,
en miedo que rayaba en amargura.
Noemí.
AL LIBRO
Hoy he vuelto a tus brazos, fiel amigo,
acaricié tu satinada piel
y me culpo de haber sido tan cruel
y olvidar tus desvelos y tu abrigo.
Amanecer, la aurora por testigo
de tus páginas dulces como miel,
tozuda me empeñaba en ver la hiel
fustigándome en mi absurdo castigo.
¡Cuántas veces miraba tu abandono
tan paciente, callado, solitario!
¡Cuántas veces y no me lo perdono!
¡Muchas veces burlóse el calendario
de mi lucha implacable contra el crono!
Mis pesares te los dejo en mi diario.
Noemí