Los
ríos de mi
pueblo, El Talanda y El Montoya:
Yo más que del TALANDA, del MONTOYA.
¡Que recuerdos me trae de sus orillas!,
en las tardes pasadas de chiquillas
a la
sombra del álamo en sus hoyas.
Encontramos
refugio, nos apoyas.
Tú, que antes que al PIÑERO, en otras villas
seguro que escuchaste maravillas
que regalan los novios a sus "joyas".
Tú regabas el
huerto de mi padre,
los blancos crisantemos de mi madre.
Los rosales no tenían espinas.
Y mi abuela regaba por la tarde,
cuando el sol ya no quema, cuando no arde,
con tus
aguas sus
flores, ¡NI IMAGINAS!.
Noemí.
Del Montoya ese
agua baja muy clara,
mi sueño se cumple, rosa temprana:
Mirarme en tus aguas cada mañana,
entre saúco, junco y mimbre vara.
Eres
río seco. ¡Quien te soñara
regando los lirios de mi hortelana!.
¡Qué nombre tan amado el mi Juliana!.
Era reina del huerto, mas sin tiara.
El río llena el huerto en
primavera
de perlas, corales, bella turquesa
resulta de mimos, de tanta jera.
Río, en el
molino besas la presa
también al Talanda de LA RIBERA
y hermanas con EL DUERO en digna empresa.
Noemí.
SONETO DEDICADO A MI ABUELA JULIANA
Hace mucho se quedó triste y a solas,
a solas con silbidos de los vientos,
a solas esperando los momentos,
añorando murmullos de las olas.
De suave tez, rubores de
amapolas
esperando que lleguen buenos tiempos,
esperando que acaben los tormentos
ni escuchar rumores de caracolas.
Con dignidad vivió la soledad,
con nostalgia vivió las
amistades
y con alma de buena voluntad,
esperó que volaran las edades;
esperó de su amor la lealtad
y añorar su regreso con saudades.
Noemí.