Cuenta la leyenda que un toro de la Luna se enamora.
Pasa las noches de Luna llena contemplando a su amada,
se acerco una noche de Luna clara al remanso del río,
donde las aguas quietas le permitieran besar a su amada.
Allí estaba la Luna, reflejada en el agua,
acercó el hocico el toro para en la mejilla besarla.
La Luna muy coqueta al toro así le habla.
Yo nombre de mujer llevo, como mujer quisiera ser amada,
tener el corazón de un hombre que tu a mi me entregaras.
El toro lleno de furia corrió allá,
donde los jóvenes toreros la valla saltan,
las noches de Luna clara,
para teñirse de gloria, antes que despunte el alba.
Allí encontró un muchacho,
con su capote allí estaba,
buscado algún toro que a la fama lo encumbrara.
Testigos son las estrellas, testigos la noche clara.
Encontraron sé, los dos machos,
enfrente los dos cara a cara,
los dos buscan lo mismo,
los dos buscan su amada.
El hombre busca su gloria toreando en la encinada.
Testigos son las estrellas,
testigo el lucero del alba.
El toro busca el corazón del que delante lo llama,
y entregárselo a la Luna para poder basarla.
Pasa las noches de Luna llena contemplando a su amada,
se acerco una noche de Luna clara al remanso del río,
donde las aguas quietas le permitieran besar a su amada.
Allí estaba la Luna, reflejada en el agua,
acercó el hocico el toro para en la mejilla besarla.
La Luna muy coqueta al toro así le habla.
Yo nombre de mujer llevo, como mujer quisiera ser amada,
tener el corazón de un hombre que tu a mi me entregaras.
El toro lleno de furia corrió allá,
donde los jóvenes toreros la valla saltan,
las noches de Luna clara,
para teñirse de gloria, antes que despunte el alba.
Allí encontró un muchacho,
con su capote allí estaba,
buscado algún toro que a la fama lo encumbrara.
Testigos son las estrellas, testigos la noche clara.
Encontraron sé, los dos machos,
enfrente los dos cara a cara,
los dos buscan lo mismo,
los dos buscan su amada.
El hombre busca su gloria toreando en la encinada.
Testigos son las estrellas,
testigo el lucero del alba.
El toro busca el corazón del que delante lo llama,
y entregárselo a la Luna para poder basarla.