Una noche al no poder dormir,
pues en mi cabeza bullían los pensamientos,
y en mi corazón palpitaba de amor por ti,
me levante de mi cama.
Después de pasear sin rumbo en mi habitación,
abrí la ventana para contemplar la noche,
un cielo plagado de estrellas me recibió,
dominando aquella estampa casi en lo mas alto
del firmamento permanecía la luna,
sin importarle las miradas, pero no indiferente
pues pude comprobar, que después de un rato mirarla,
me dedico una sonrisa.
En mi mente me asalto la idea, que tú convertida en luna,
te dejabas mirar para ser deseada por mi, y por muchos hombres,
que asomados a la ventana te deseaban a ti luna,
qué desearan que tu fueras su amada.
Ahora, tú luna, siendo un poco más recatada,
té cubrías con una capa, con una capa dorada, hecha de fina seda,
que desde aquí en la tierra una mañana el alba te llevara,
para cubrir tú cuerpo luna, de las miradas.
De las miradas del día, pues el alba no quiere,
que, con la luz del sol, tú brillo se pierda, por eso envuelta,
en su capa dorada, pasas el día, y al llegar la noche sin capa ni nada,
luzcas tus encantos para mi, que eres mi amada.
pues en mi cabeza bullían los pensamientos,
y en mi corazón palpitaba de amor por ti,
me levante de mi cama.
Después de pasear sin rumbo en mi habitación,
abrí la ventana para contemplar la noche,
un cielo plagado de estrellas me recibió,
dominando aquella estampa casi en lo mas alto
del firmamento permanecía la luna,
sin importarle las miradas, pero no indiferente
pues pude comprobar, que después de un rato mirarla,
me dedico una sonrisa.
En mi mente me asalto la idea, que tú convertida en luna,
te dejabas mirar para ser deseada por mi, y por muchos hombres,
que asomados a la ventana te deseaban a ti luna,
qué desearan que tu fueras su amada.
Ahora, tú luna, siendo un poco más recatada,
té cubrías con una capa, con una capa dorada, hecha de fina seda,
que desde aquí en la tierra una mañana el alba te llevara,
para cubrir tú cuerpo luna, de las miradas.
De las miradas del día, pues el alba no quiere,
que, con la luz del sol, tú brillo se pierda, por eso envuelta,
en su capa dorada, pasas el día, y al llegar la noche sin capa ni nada,
luzcas tus encantos para mi, que eres mi amada.