Era un largo fin de semana, aquellos cinco jóvenes querían conocer algún pueblo de estos, hoy día llamados fantasmas, dejando la carretera, siguieron con el coche por un camino, en la ladera de una loma pudieron ver lo que buscaban, unas casas, algunas ya derruidas eran los restos de aquel pueblo que uno de los componentes de aquel grupo podo localizar en Internet.
Esta mañana del día de todos los Santos era luminosa, detuvieron el coche en lo que debe ser la plaza de pueblo, una de las casa que la componian parecía aguantar en el tiempo su fechada, estaba compuesta por recias paredes de piedra, otras deificaciones no estaban tambien conservadas, hacia otro lado de la plaza estaba lo que parecía haber sido el Ayuntamiento de aquel pueblo.
Los jóvenes caminaron por las calles desiertas del pueblo algunas ya cubiertas de hierba, a la parte abajo un arroyuelos seguía con su música fluvial como si no se se hubiera dado cuenta que ya nadie le escuchaba.
Estos jóvenes después de pasear por el pueblo curiosear entre las ruinas de algunas casas y comer en una zona soleada se dirigieron hacia la parte donde estaba el cementerio, el Sol seguía inundandolo todo, hierbas nacidas con las primeras lluvias del otoño, formavan una alfombra verde, en el cementerio también la hierba era en su mayor parte la dueña de todo en suelo, algunas losas impedían que las sepulturas fueran total mente cubiertas por la vegetación.
La vieja puerta del cementerio estaba semi abierta, intentaron abrirla del todo para pasar pero le fue inútil, estaba atrancada e inmóvil, algo de la puerta le llamo la atención a aquellos jóvenes, en la forja se podía ver un relieve que representa un perro echado, hicieron algunas gracias, diciendo que si seria un cementerio de personas o de animales, paseando por el cementerio que todo estaba con claros síntomas de que en mucho tiempo nadie se acerco por allí, le sorprendió que sobre una pequeña tumba se encontraba la foto de un niño.
En la foto el niño parecía estar saludando subido en una peña siguieron el paseo y a la salida del cementerio volvieron a reparar en el perro que estaba dibujado en la forja de la puerta, siguieron las bromas al respecto, al estar mirando la puerta tan detenida mente uno de ellos se dio la vuelta y vio una anciana vestida de negro que se hacercava, le dijo a los demás. Preguntemos a esa mujer que viene.
Todos se sorprendieron un poco pues pensaba que estaban solos en aquel paraje.
Cuando la anciana llego asta la altura de donde los jóvenes se encontraban, uno de ellos le pregunto, por que motivo un perro estaba representado en la puerta de un cementerio de personas.
La anciana que iba vestida de negro y tapada con un mantón del mismo color, que apenas dejaba ver algo de su rostro, con voz pausada y algo misteriosa le dijo a los chicos.
Hace muchos años en este pueblo cuando aun había gente, apareció muerto un anciano en su casa, el perro que durante mucho tiempo fue su única compañía allí al lado estaba, el perro al parecer no quería separase de su dueño ahora ya difunto, algún vecino quiso darle de comer pero el animal no comió nada, al día siguiente fue uno mas en la comitiva que acompaño al difunto en su ultimo viaje, con la diferencia que los demás vecinos se fueron a sus casas, el perro, quisieron que también se fuera pero no lo consiguieron cuando acabaron de darle tierra, él, se que do a un lado sin hacer caso a quien lo llamaba, pasaron los días y allí estuvo asta que una noche se escucharon unos aullidos en el cementerio, unos vecinos del pueblo quisieron llegar asta el cementerio y coger al perro, pero le fue imposible.
Uno de los chicos le pregunto a la anciana: ¿Quien le impidió que llegaran al cementerio?
La anciana, después de taparse aun mas la cara y con una voz que parecía salir de un cuerpo hueco, siguió diciendo.
La noche estaba muy oscura, al acercarse al cementerio sin saber por que, las linternas se apagaban. La anciana dio media vuelta y comenzo a caminar a la vez que decía: Igual que hoy cuando caiga el Sol, la noche sera muy profunda, muy profunda, muy profunda, fue lo que siguieron escuchando los chicos a la anciana asta que cruzo la puerta del cementerio.
Todos al unisono comenzaron a caminar hacia la plaza del pueblo para coger el coche, ninguno de ellos decía nada, al pasar por las calles de este pueblo abandonado casi no se atrevieron a mirar a las callejuelas, las cuales ya no estaban soleadas como por la mañana, pues casi sin darse cuenta los jóvenes, una densa niebla lo envolvía todo.
Montaron en el coche, cuando ya creían estar mas tranquilos, vieron algo que les asusto mas todavía.
La roca que vieran en la foto del cementerio allí estaba como por la mañana la vieran, el conductor paro el coche y dijo: Mirar la roca en la que estaba el niño de la foto.
De Pronto sin saber como en la roca estaba el niño de la foto, parecía decir que pararan.
Uno de los chicos dijo: Tira, tira, enseguida, los otros le decían al conductor: Tira, tira, nos sigue.
Como nos vamos a ir es un niño y nos dice que paremos.
Uno de ellos le dijo al conductor: ¡Tiraaaaaaa! nos persigue la muerte, él, quiere que nos cojaaaaa.
Ahora en el coche todos decían al conductor que arrancara a toda marcha, el miro hacia tras para ver quien los peseguia.
Entonces pudo ver como la anciana que anterior mente les contara la historia del perro, ahora caminaba muy deprisa hacia el coche en sus manos llevaba una guadaña.
Al día siguiente en la notas necrologicas del periódico de una gran ciudad se podía leer, los nombres de cinco jóvenes que murieron al chocar su coche contra una roca.
Esta mañana del día de todos los Santos era luminosa, detuvieron el coche en lo que debe ser la plaza de pueblo, una de las casa que la componian parecía aguantar en el tiempo su fechada, estaba compuesta por recias paredes de piedra, otras deificaciones no estaban tambien conservadas, hacia otro lado de la plaza estaba lo que parecía haber sido el Ayuntamiento de aquel pueblo.
Los jóvenes caminaron por las calles desiertas del pueblo algunas ya cubiertas de hierba, a la parte abajo un arroyuelos seguía con su música fluvial como si no se se hubiera dado cuenta que ya nadie le escuchaba.
Estos jóvenes después de pasear por el pueblo curiosear entre las ruinas de algunas casas y comer en una zona soleada se dirigieron hacia la parte donde estaba el cementerio, el Sol seguía inundandolo todo, hierbas nacidas con las primeras lluvias del otoño, formavan una alfombra verde, en el cementerio también la hierba era en su mayor parte la dueña de todo en suelo, algunas losas impedían que las sepulturas fueran total mente cubiertas por la vegetación.
La vieja puerta del cementerio estaba semi abierta, intentaron abrirla del todo para pasar pero le fue inútil, estaba atrancada e inmóvil, algo de la puerta le llamo la atención a aquellos jóvenes, en la forja se podía ver un relieve que representa un perro echado, hicieron algunas gracias, diciendo que si seria un cementerio de personas o de animales, paseando por el cementerio que todo estaba con claros síntomas de que en mucho tiempo nadie se acerco por allí, le sorprendió que sobre una pequeña tumba se encontraba la foto de un niño.
En la foto el niño parecía estar saludando subido en una peña siguieron el paseo y a la salida del cementerio volvieron a reparar en el perro que estaba dibujado en la forja de la puerta, siguieron las bromas al respecto, al estar mirando la puerta tan detenida mente uno de ellos se dio la vuelta y vio una anciana vestida de negro que se hacercava, le dijo a los demás. Preguntemos a esa mujer que viene.
Todos se sorprendieron un poco pues pensaba que estaban solos en aquel paraje.
Cuando la anciana llego asta la altura de donde los jóvenes se encontraban, uno de ellos le pregunto, por que motivo un perro estaba representado en la puerta de un cementerio de personas.
La anciana que iba vestida de negro y tapada con un mantón del mismo color, que apenas dejaba ver algo de su rostro, con voz pausada y algo misteriosa le dijo a los chicos.
Hace muchos años en este pueblo cuando aun había gente, apareció muerto un anciano en su casa, el perro que durante mucho tiempo fue su única compañía allí al lado estaba, el perro al parecer no quería separase de su dueño ahora ya difunto, algún vecino quiso darle de comer pero el animal no comió nada, al día siguiente fue uno mas en la comitiva que acompaño al difunto en su ultimo viaje, con la diferencia que los demás vecinos se fueron a sus casas, el perro, quisieron que también se fuera pero no lo consiguieron cuando acabaron de darle tierra, él, se que do a un lado sin hacer caso a quien lo llamaba, pasaron los días y allí estuvo asta que una noche se escucharon unos aullidos en el cementerio, unos vecinos del pueblo quisieron llegar asta el cementerio y coger al perro, pero le fue imposible.
Uno de los chicos le pregunto a la anciana: ¿Quien le impidió que llegaran al cementerio?
La anciana, después de taparse aun mas la cara y con una voz que parecía salir de un cuerpo hueco, siguió diciendo.
La noche estaba muy oscura, al acercarse al cementerio sin saber por que, las linternas se apagaban. La anciana dio media vuelta y comenzo a caminar a la vez que decía: Igual que hoy cuando caiga el Sol, la noche sera muy profunda, muy profunda, muy profunda, fue lo que siguieron escuchando los chicos a la anciana asta que cruzo la puerta del cementerio.
Todos al unisono comenzaron a caminar hacia la plaza del pueblo para coger el coche, ninguno de ellos decía nada, al pasar por las calles de este pueblo abandonado casi no se atrevieron a mirar a las callejuelas, las cuales ya no estaban soleadas como por la mañana, pues casi sin darse cuenta los jóvenes, una densa niebla lo envolvía todo.
Montaron en el coche, cuando ya creían estar mas tranquilos, vieron algo que les asusto mas todavía.
La roca que vieran en la foto del cementerio allí estaba como por la mañana la vieran, el conductor paro el coche y dijo: Mirar la roca en la que estaba el niño de la foto.
De Pronto sin saber como en la roca estaba el niño de la foto, parecía decir que pararan.
Uno de los chicos dijo: Tira, tira, enseguida, los otros le decían al conductor: Tira, tira, nos sigue.
Como nos vamos a ir es un niño y nos dice que paremos.
Uno de ellos le dijo al conductor: ¡Tiraaaaaaa! nos persigue la muerte, él, quiere que nos cojaaaaa.
Ahora en el coche todos decían al conductor que arrancara a toda marcha, el miro hacia tras para ver quien los peseguia.
Entonces pudo ver como la anciana que anterior mente les contara la historia del perro, ahora caminaba muy deprisa hacia el coche en sus manos llevaba una guadaña.
Al día siguiente en la notas necrologicas del periódico de una gran ciudad se podía leer, los nombres de cinco jóvenes que murieron al chocar su coche contra una roca.