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EL PIÑERO: En otro pino, en la ladera del Monrruelo cerca de donde...

En otro pino, en la ladera del Monrruelo cerca de donde el cuervo recibía el día, un Águila tenia su posadero, paciente dejo que las aves pequeñas y bulliciosas tomaran los campos.
Impasible el ojo del águila vio como el cuervo comenzaba el vuelo, en "vuelo alto" presagio de un buen día
Cuando el Sol iba calentando la mañana y se ponían en movimiento las primeras corrientes termicas, el Águila extiende sus alas y se impulsa al vació.
Los mas madrugadores comenzaron a tomar posiciones en los caminos habituales para ser testigos del espectáculo taurino, ecuestre, pasado un tiempo de espera entenderan que la ubicación de la suelta de reses había sido modificada, por lo tanto los madrugadores y desconocedores de tal hecho tuvieron que cambiar el lugar de espera, pequeño fallo que a de tener encuenta los responsables del festejo, y anunciarlo con tiempo.
Por unas cosas u otras se apreciaba algo de desorganización, comenzando el espectáculo con mas de media hora de retraso.
Desde lo alto el Águila pudo contemplar lo que acontecía en los campos de El Piñero, cerca de el pago de las Carretas.
El exagerado despliegue de vehículos y caballistas no supieron encauzar las embestidas de unas excelentes reses, algo desiguales en tipo, con bravura, que no buscaron refugio, se puede decir, que uno de ellos, un hermos ejemplar, de bella estampa, que realizo muy buenas arrancadas, fue empujado a entrar en el campo de maíz.
Mas trotón el otro toro, dando buen juego, fue reducido en la dehesa donde pastaban hace un siglo las vacas del Carnerero, como decía en cantar...
Para muchos, un encierro emocionante, aun habiendo quedado un toro suelto, cosa que no pasaba desde hace unos cincuenta años cuando se escapo de la plaza, el toro jardo, estando varios días por el campo a su libre albedrío.
Unos pocos algo decepcionados, cosa normal en estos eventos taurinos, y todos comenzando la cuenta atrás, para el año próximo, mas y mejor.
El Águila en lo alto seguía visualizando el lento despejarse de los campos, a excepción claro esta de los alrededores del maizal.