Una paloma se paseo a escasos metros del banco donde estábamos, siempre que paso cerca de una, me dan ganas de cazarla, nunca lo e intentado, antes por que eran de la paz, cosa muy importante, ó del espiritusanto, mas importante si se podía ser mas todavía, ahora ni una cosa ni la otra, casi nadie las quiere, siendo despreciadas como bichos sarnosos.
En los cuentos antes alguna niña, besaba algún bicho desagradable para que se convirtiera en príncipe, pues yo en este momento hubiera querido que sin beso ni nada el ave se convirtiera en espejo, para sacarme de mis dudas, de que estuviera sentado alguien a mi lado.
Sin yo darme cuenta de que se acercara alguien, escuche la voz de un niño que decía a su maestro: Señor maestro, le estamos esperando.
Mire al pedestal y no había nadie, hice un ademán de marcharme, la voz de aquel hombre que estaba sentado a mi lado me dijo: No tengas prisa, dime como es la vida.
Sintiéndome alagado por que a alguien le interesara mi opinión, pensé unos segundos y le dije: Si se piensa como es la vida un día que este uno bien, le parecerá buena, si esta muy bien ese día le parecerá formidable.
Y si es, un día que le aya salido todo mal, por varios motivos, volvió a preguntarme.
Antes de hablar tome aire, pues me notaba algo espeso, luego le conteste a mi contertuliano.
Si es un mal día, es mejor no pararse a pensar, quizás si anda listo haciendo las cosas se le pase antes el día.
Cualquiera tiene un mal día, pero si es corto mejor.
“Tomo nota decía Don José Álvarez Juncal” Yo también me aplicare el cuento del torero Juncal, que aparte de ser buen torero, hera un pillo avispado.
Asique concluyendo:
Mire al pedestal, allí se encontraba el maestro y su alumno, entonces me atreví a mirar al otro lado del banco, como era lógico, no había nadie sentado a mi lado, me levante, estire un poco los pantalones y comencé a caminar, pase lo mas cerca posible al monumento, dirigiéndome a San Torcuato.
Mirando al niño y al maestro, discretamente le salude con la mano.
En los cuentos antes alguna niña, besaba algún bicho desagradable para que se convirtiera en príncipe, pues yo en este momento hubiera querido que sin beso ni nada el ave se convirtiera en espejo, para sacarme de mis dudas, de que estuviera sentado alguien a mi lado.
Sin yo darme cuenta de que se acercara alguien, escuche la voz de un niño que decía a su maestro: Señor maestro, le estamos esperando.
Mire al pedestal y no había nadie, hice un ademán de marcharme, la voz de aquel hombre que estaba sentado a mi lado me dijo: No tengas prisa, dime como es la vida.
Sintiéndome alagado por que a alguien le interesara mi opinión, pensé unos segundos y le dije: Si se piensa como es la vida un día que este uno bien, le parecerá buena, si esta muy bien ese día le parecerá formidable.
Y si es, un día que le aya salido todo mal, por varios motivos, volvió a preguntarme.
Antes de hablar tome aire, pues me notaba algo espeso, luego le conteste a mi contertuliano.
Si es un mal día, es mejor no pararse a pensar, quizás si anda listo haciendo las cosas se le pase antes el día.
Cualquiera tiene un mal día, pero si es corto mejor.
“Tomo nota decía Don José Álvarez Juncal” Yo también me aplicare el cuento del torero Juncal, que aparte de ser buen torero, hera un pillo avispado.
Asique concluyendo:
Mire al pedestal, allí se encontraba el maestro y su alumno, entonces me atreví a mirar al otro lado del banco, como era lógico, no había nadie sentado a mi lado, me levante, estire un poco los pantalones y comencé a caminar, pase lo mas cerca posible al monumento, dirigiéndome a San Torcuato.
Mirando al niño y al maestro, discretamente le salude con la mano.