Amanece en Barcelona un día radiante, el Sol despejo las brumas del amanecer, el azul del Mar, competía en esplendor, con el azul del Cielo.
En los parques y jardines, las rosas regalaban su fragancia, en balcones y terrazas, el multicolor de las macetas predominaba.
En este idílico panorama de la Ciudad Condal, nadie tenia que ir al trabajo, solamente los coches se arrancaban, para pasear por las calles de la ciudad.
Particularmente en este día los vehículos no emitían gases a la atmósfera, de esos que dicen ser la causa del efecto invernadero.
Curiosamente, la gente que paseaba sus perros, lo hacia llevándolos atados con ricas longanizas.
Se podía ver que los raterillos cotidianos, gentilmente ayudaban a las ancianas a cruzar los pasos de cebra, al despedirse de ellas, el raterillo, dejaba en la mano de la anciana, un billete de dos decenas de euros para que se dieran un caprichito este día.
En las oficinas de empleo, no hubo colas, pues, según fueron llegando, en contaban un buen puesto trabajo, los parados que no fueron a las oficinas de empleo, se les fue a buscar a casa, siendo recompensados con doble sueldo.
Los bancos abrieron sus puertas de par en par, para sacar montones de cajas, llenas de documentos de hipotecas e impagos.
Fueron todas apiladas unos metros de las puertas de los bancos, para poder quemarlas.
El honor de chiscarlas, les fue concedido a varios que tenían un desahucio de su vivienda en este día.
Los políticos reunidos todos en asamblea, en la plaza de Cataluña, por unanimidad acordaron prometer, y seguidamente prometieron… “Nunca jamás amen” cojearían nada que fuera del contribuyente, como si fueran una sola voz, siguieron diciendo, si alguno se llevo algo sin darse cuenta, por que se le metiera sin querer, o por accidente en el bolsillo del pantalón o de la chaqueta, rebosaría al erario publico, doble valor del que sin querer y desconociendo los hechos se llevó para casa.
Al parecer esto que esta pasando en esta gran ciudad, es consecuencia de la prohibición de las corridas de toros...
Lamento que los políticos Catalanes sean tan suyos, y no inviten a los demás de esta España nuestra, a tomar conjuntamente las medidas de la prohibición en todo el país este, llamado la piel de toro, y beneficiarnos todos por igual, de tales privilegios anteriormente descrito.
En los parques y jardines, las rosas regalaban su fragancia, en balcones y terrazas, el multicolor de las macetas predominaba.
En este idílico panorama de la Ciudad Condal, nadie tenia que ir al trabajo, solamente los coches se arrancaban, para pasear por las calles de la ciudad.
Particularmente en este día los vehículos no emitían gases a la atmósfera, de esos que dicen ser la causa del efecto invernadero.
Curiosamente, la gente que paseaba sus perros, lo hacia llevándolos atados con ricas longanizas.
Se podía ver que los raterillos cotidianos, gentilmente ayudaban a las ancianas a cruzar los pasos de cebra, al despedirse de ellas, el raterillo, dejaba en la mano de la anciana, un billete de dos decenas de euros para que se dieran un caprichito este día.
En las oficinas de empleo, no hubo colas, pues, según fueron llegando, en contaban un buen puesto trabajo, los parados que no fueron a las oficinas de empleo, se les fue a buscar a casa, siendo recompensados con doble sueldo.
Los bancos abrieron sus puertas de par en par, para sacar montones de cajas, llenas de documentos de hipotecas e impagos.
Fueron todas apiladas unos metros de las puertas de los bancos, para poder quemarlas.
El honor de chiscarlas, les fue concedido a varios que tenían un desahucio de su vivienda en este día.
Los políticos reunidos todos en asamblea, en la plaza de Cataluña, por unanimidad acordaron prometer, y seguidamente prometieron… “Nunca jamás amen” cojearían nada que fuera del contribuyente, como si fueran una sola voz, siguieron diciendo, si alguno se llevo algo sin darse cuenta, por que se le metiera sin querer, o por accidente en el bolsillo del pantalón o de la chaqueta, rebosaría al erario publico, doble valor del que sin querer y desconociendo los hechos se llevó para casa.
Al parecer esto que esta pasando en esta gran ciudad, es consecuencia de la prohibición de las corridas de toros...
Lamento que los políticos Catalanes sean tan suyos, y no inviten a los demás de esta España nuestra, a tomar conjuntamente las medidas de la prohibición en todo el país este, llamado la piel de toro, y beneficiarnos todos por igual, de tales privilegios anteriormente descrito.