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EL PIÑERO: El otro final....

El otro final.
El hombre dirigió la luz al bulto que estaba en el suelo, un gemido salio de aquello que permanecía caído a la puerta del cementerio.
El hombre acompañado de su perro se acerco al yacente, con la luz mas cerca comprobó que se trataba del vagabundo que seguía inmóvil
Dejo la cayada en el suelo y tomo con ambas manos al cuerpo de aquel desdichado y lo sentó, este tiritaba de frió, casi sin voz dijo: Quiero morirme.
El que le brindaba el socorro le contesto: Aquí nadie se va a morir. mientras lo colocaba bien para que no se cayera, luego fue a una viña cercana y de la medera tomo cuatro o cinco manojos para ponerle lumbre.
Pronto una llamarada iluminaba el descampado de al pie de la puerta del cementerio.
Una vez que entro en calor el desdichado le contó a su salvador, que habían venido sus familiares a buscarle, pero quizás se habían asustado y se fueron si el.
El perro, mientras tanto permanecía echado a unos metros de la luminaria.
El hombre de corazón valiente y Alma caritativa invito y obligo al pordiosero a ir a su casa.
Un madrugador del pueblo subió al sobrado de su casa desde la ventana del sobrado vio la llamarada de los manojos, no podía apreciar exactamente donde era, pero supuso que se hallaba cerca del camposanto.
Con el jaleo que se había formado aseó de la media noche
Fue donde estaba su mujer para decírselo y avisar a los vecinos si llegaba el caso.
Cuando llego donde su mujer y se lo dijo ella algo incrédula y sin ninguna prisa subió al sobrado a mirar por la ventana.
Cuando esta llego ya se avían apaciguado las llamas y no se veía nada.
Ella al comprobar que no existía tal luminaria de los difuntos como decía su esposo le dijo: Hay José, José, haber si se acaba pronto la botella de aguardiente que te regalaron.
Después de pasar por el baño el pordiosero para asearse, el buen hombre puso varios manjares en la mesa, de algunos dio buena cuenta el invitado.
Mientras comía hablo de su familia, el indigente dijo el hombre de los hijos y el de una nuera de la cual parecía estar muy orgulloso por el puesto que desempeñaba en la empresa que trabajaba, que también la nombro.
El anfitrión le ofreció una habitación con cama para que descansara.
El mendigo la acepto a regañadientes pero añadió, por hoy vale, mañana volveré a las calles y a dormir en el cementerio, es mi destino y nada se puede hacer.
El hombre bueno se resistía a dejar aquel desdichado en manos del maldito destino.
Se le ocurrió llamar a su hija por teléfono para que ella investigara, después de contárselo la chica se puso manos a la obra.
Se agencio el numero de teléfono de la empresa que su padre le había nombrado, tardo algo en localizar a la persona por la que preguntaba.
Tuvieron una larga conversación en la cual quedó muy claro que el vagabundo era suegro de la mujer localizada.
La empleada de la empresa importante llamo a su marido y ella le dijo cuando le coge la llamada: Quiero que pidas un deseo.
El sin saber que decir le contesto: A que viene esto.
Tu pide un deseo, volvió a decirle ella.
Después de unos segundos el contesto: Sabes de sobra que mi deseo es demasiado serio como para hablar en broma
y creo que imposible,
Pues dímelo y sabré yo si es imposible. Dijo ella.
Comenzó a hablar el con voz muy seria, lo que mas me gustaría seria ver a mi padre y si ya no lo puedo volver a ver, al menos saber donde esta enterrado, para ayer día de todos lo santos o hoy ndía de los difuntos poderle llevar flores.
Ella con voz algo emocionada le dijo: marido mío, deja todo lo que estés haciendo, que en quince minutos paso a recogerte.
Pero donde vamos, dijo el.
No me preguntes nada y olvídate de las flores, vete a una pastelería y compra una tarta, a tú padre le gusta lo dulce. FIN