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EL PIÑERO: Esta vida hay que tomarla como viene, pues al igual...

Esta vida hay que tomarla como viene, pues al igual te encumbra, como te relega a lo mas profundo.
Desde los mas lejanos tiempos fueron necesarias las fuerzas de estos animales para ir dándole forma y sustento a este moderno mundo donde nos encontramos.
Desde hace muchos, pero un numero indeterminado de siglos, su andadura a sido muy cercana, no se podría decir cuando comenzó, quizás comenzara cuando dieran los primaros pasos aquellas mulas surgidas de la unión de algún brioso caballo que estuviera siendo utilizado para desplazarse los enviados del Faraón a supervisar las obras allí donde séle construía el lugar de su ultima morada, donde alcanzar la eternidad. Los dioses del Nilo.
Quizás `por descuido, o por la morbosidad de ver como un soberbio caballo de raza árabe poseía a la siempre paciente pollina, esa que los esclavos utilizaban para trasportar objetos de poca entidad, pues para los mas pesados seria necesaria la fuerza bruta de los robustos bueyes.
Siempre la andadura a sido muy cercana, perpetuada en los veinte últimos siglos en este estático permanecer todas las navidades en armónico conjunto en el portal de Belén.
Los tiempos cambian y con ellos las situaciones, para alguno de nosotros todavía nos es fácil recordar esas escenas de las ya casi desaparecidas cuadras, donde a un lado rustrían la pareja de mulas paja y cebada, al otro lado la vaca comía heno a la hora del medio día.
El pequeño homenaje que séle hacia a aquellos calidos establos se perderá en el recuerdo si no déjanos que sean la vaca y la mula las encargadas de dar calor en la cuna del Redentor la fría noche del veinticinco de Diciembre.