EL PIÑERO: Sñor: Creo que voy a volver a llamar a eso del fin...

Sñor: Creo que voy a volver a llamar a eso del fin del mundo, me quedo algo por decirle.
Drinn, drinn….
Sñor: Mire que le llame el otro día y quería decirle alguna cosa, vera como el día después de venir usted es la lotería, que si no podía venir un par de días mas tarde.
Tlf: Bla, bla…
Sñor: Es ese día, es que este año decía mi suegra que había soñado con un numero, por ver si acertaba, aunque no creo que acierte porque ya nos lo a dicho mas años y nada. También suele venir en esos días una chica que vive en la ciudad, ya sabe por ver si sigue tan guapa.
Tlf: Bla, bla…
Sñor: No, no, si nadie sabe que me gusta. Por lo que mas quiero que venga otro día es por la lotería, como nunca nos a tocado y cuando le toca a la gente sale en la televisión cantando y brincando, pues por ver si este año éramos nosotros los de la juerga, aunque no me imagino a mi suegra alegre, ya ve, veinticinco años llevo casado y todos ellos mi suegra con cara de pocos amigos.
Entonces no mirara haber si lo puede aplazar algunos días.
Tlf: Bla, bla…
Sñor: Bueno, con una vez que diga que no vale, que lo he oído de sobra, pero podía ser mas considerado con la gente.
Tlf: Bla, bla…
Sñor: Que no le importa la gente, ahí se equivoca, la gente siempre tiene que importar toda en generar y en particular más, mire mi suegro el hombre, pues yo creo que se merece vivir tranquilo unos años, ha sido muy trabajador, sin hacer mal a nadie y ya ves aguantando a mi suegra, creó que debería consultárselo a la almohada.
Tlf: Bla, bla…
Sñor: Pues eso, venir unos dias mas tarde ó unos meses.
Tlf: Bla, bla…
Sñor: Yo no me rió, no se a que vienen esas carcajadas.
Que mal le han hecho a usted, le puedo asegurar que en su mayoría la gente es buena.
Yo creo que debía olvidarse de nosotros y no venir, quédese donde haya estado todo este tiempo. ¡Mecachis en la mar! Que tengo un sobrinillo mas majo, que pone los tres deditos de la mano para decirte los años que tiene y enseña los dientecitos al reírse. Ese niño tiene derecho a seguir jugando y alegrarnos la vida con su sonrisa y cuando se acerca a mi y me dice: Tío, que me has traído, le doy cualquier cosa y abre los bracitos para que lo coja y darme un beso, eso es lo mas grande que puede haber en este mundo. No hay derecho que usted venga a estropearlo todo, si nadie le ha llamado váyase al quinto pimiento.
Tlf: Bla, bla…
Sñor: ¡Cállese! No quiero escucharlo, aquí somos gente de bien, le diré mas, si viene se las vera conmigo.
Tlf: Bla, bla…
Sñor: ¿Cómo dice?
Tlf: Bla, bla…
Sñor: ¡Aah! Eso esta mejor, váyase otros miles de años. ¡Puerta! ¡puerta! Marchando que es gerundio.