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EL PIÑERO: Atrás quedo el despertar del pueblo el días 22 de julio,...

Atrás quedo el despertar del pueblo el días 22 de julio, con ganas de venerar a su patrona, haciendo un alto en sus vidas cotidianas, dejando a un lado los diversos quehaceres de cada cual.
El repique de campanas claro preludio de misa mayor, donde no se escatimo colorido y elegancia en el vestir, la fuerza de los rayos del astro rey marcaron la tendencia en las damas, con frescos y vaporosos vestidos, los cuales tenían el punto de elegancia, pues era la misa de la patrona y a la vez alegres y desenfadados por ser las fiestas del pueblo.
Aquellos caballeros que guardando el protocolo de traje y corbata, bien por ellos.
Hay que reconocer que la elegancia a eso del mediodía con un sol de justicia al salir de misa, requiere un pequeño sacrificio.
Nadie dijo que el buen vestir fuera cómodo, pero siempre será “elegante”
El que no haya querido no abra bailado, los bailes han sido variados y casi a gusto de todos, siempre abra quien diga que no le han gustado.
Lo importante es el subidón que tuvieron los jóvenes y no tan jóvenes, la noche del 27 sintiendo vibrar la plaza mayor como centro motriz de la fiesta y corazón de un pueblo que se une en su palpitar con los acordes musicales, aumentando las sensaciones cuanto más fuerza pusieran los amplificadores.
Las nuevas redes sociales se unen a la fiesta, pudiendo con ellas dedicar una canción a los futuros contrayentes, “que sean muy felices” y que nadie le tenga en cuenta la peculiar forma de cantar del nacido en la plaza las Quiceñas.
En el apartado taurino, hay que reconocer que los toristas no quedaríamos muy conformes, pues las reses lidiadas quedaban un poco escasas de casi todo, eso sí tres espectáculos taurinos en estos tiempos, es muy de agradecer a los responsables de los eventos y quedan conformes todos los públicos, por ello no es menos importante la colaboración de Verdugo, al conducir a la fuerza la res para los chiqueros, ya sabemos que los toros grandes se sueltan en Madrid, Pamplona y Bilbao, y los cornalones en Cenicientos.
Los campos resecos de el Piñero esperaban el zumbar de las maquinas, el tropel de los caballos y el bullicio de la gente de la comarca.
Bella y polvorienta estampa la creada por la suelta de dos hermosas reses, bravas y bonitos de capa.
El sol sigue su camino alargando las sombras en la tarde, el aire fresco de este buen día de verano retiro el polvo de los prados de abajo, el silencio volvió a los campos y en mi mente asalta un “pobre de mí”
La mañana de hoy hay que cogerla con ánimo y ganas, ya falta un día menos para las fiestas del próximo año.
Saludos y desear que estemos todos el año que viene.